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Qatar 2022, el mundial de Sadio Mané y la marca personal

Carlos Hugo Barbery Alpire

Economista DAEN. Certified Pricing Professional (CPP).

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Qatar 2022 será sin lugar a dudas, por donde se lo mire, un acontecimiento que marcará un antes y un después en la era del fútbol del más alto nivel de competición de selecciones nacionales por muchas razones, las que solo para mencionar sin ningún orden de relevancia podemos indicar las siguientes:

La cantidad de jugadores de élite que se despedirán de los mundiales, solo por mencionar el caso más claro pues implica la columna vertebral del seleccionado uruguayo, pues bordeando los 35 años están, Fernando Muslera, Diego Godín, Martín Cáceres, Luis Suarez y Edinson Cavani [Infobae, 07/04/22]

Será el último mundial tanto de Cristiano Ronaldo como de Leonel Messi, el ocaso dorado del fútbol [NYT, 03/04/22], de ambos será además su quinto mundial y ya con un título continental con sus respectivas selecciones, Cristiano Ronaldo como capitán fue campeón con Portugal en la Eurocopa 2016 y recientemente Leonel Messi como capitán fue campeón con Argentina en la Copa América 2021, lo que restará por ver es si alguno de los dos llegue a cerrar su carrera levantando la dorada de 5kg.

Se jugará entre los meses de noviembre y diciembre, y no así entre junio y julio como ha sido habitual cada 4 años y eso por las particularidades de Qatar, pues de jugarse entre junio y julio tendría temperaturas de más de 40°C mientras que entre noviembre y diciembre sería de 25°C [SportingNews, 04/01/22] e inclusive así con inversiones exorbitantes en estadios temperados [Ole,01/04/22], pero eso no lo es todo, ello lleva consigo el movimiento económico que hay detrás de semejante organización, que para la FIFA significa un presupuesto de alrededor de $us6.000 millones [FIFA, 2020-2022].

Por ello no es de extrañar la realización de un mundial en Qatar y eso solo puede entenderse por la disponibilidad de recursos de un país eminentemente petrolero y gasífero cuyo PIB corriente creció 28 veces entre 1994 y 2014 [Banco Mundial, 2022] y situándose recientemente su PIB per cápita en el puesto 14 del ranking mundial.

Será el último mundial con 32 cupos, pues luego se ampliará a 48 y con 3 países como sedes, México, EEUU y Canadá [Prensa Libre, 07/04/22]. Así mismo, como hay figuras que ya no estarán más, los hay quienes se espera su consagración como Ngolo Kanté de Francia, Kevin De Bruyne de Bélgica o Harry Kane de Inglaterra y finalmente las grandes ausencias por la no clasificación de sus selecciones, como ser: Mohamed Salah de Egipto, Jan Oblack de Eslovenia o Erling Haaland de Noruega.

Será el segundo mundial consecutivo que no participará Italia y junto con ella otras selecciones que normalmente son animadoras de las citas mundialistas y que no estarán en Qatar 2022 como Suecia, Noruega o Bulgaria [Goal, 29/03/22].

Pero sin lugar a dudas Qatar 2022 será el mundial de Sadio Mané y la marca personal, pero no nos referimos a la marca personal que seguramente le podrán hacer los centrocampistas pivotes de las selecciones de Ecuador, Países Bajos o el mismo Qatar con las que comparte el grupo A [TyC Sports, 03/04/22], pues de seguro sea marca personal o en zonas, de igual forma Sadio Mané dará un aporte al fútbol espectáculo. 

Nos referimos a su propia marca personal, es decir lo que proyecta Sadio Mané más allá del futbolista y es que definitivamente es un ser humano fuera de serie, de aquellos que generan valor, ese intangible que se hace tangible cuando cambia la vida de las personas, por ello con seguridad usted que nos lee no conocía de Sadio Mané, pero a partir de hoy será alguien que quizás le resulte interesante querer conocer.

De una vida de miseria en Bambalí – Senegal, a ser descubierto por Olivier Pierrin después de escaparse de su casa para ir a probarse en un entrenamiento, a pasar ascendentemente al Metz de Francia, Red Bull Salzburgo de Austria, Southampton y Liverpool de Inglaterra con el que ganó el triplete en 2019, es decir: Champions League, Supercopa y Mundial de Clubes y recientemente ganador de la Copa Africana de Naciones con Senegal [TyC Sports, 07/02/22], en cuyo equipo no necesita ser el capitán para ejercer un liderazgo y motivación en sus compañeros.

Habilidoso con el balón sobre todo por el frente de ataque, explosivo e inteligente y pieza clave en el dibujo táctico de sus entrenadores, tanto en su selección como en sus clubes, fundamentalmente para el Liverpool de Jurgen Klopp donde conforma junto con el egipcio Mohamed Salah y el colombiano Luis Díaz, uno de los tridentes más efectivos de Europa.  

Pero la mayor valía de Sadio Mané y en lo que imprime su verdadera marca personal es en la administración inmejorable no solo de su dinero, sino del éxito que no lo marea, pues en lugar de tener colecciones de lujosos autos, yates u otros activos de común ostentación entre los futbolistas de élite, él invierte en hospitales y escuelas en su natal Bambalí y Senegal, donde aún viven sus padres, inclusive fue visto con su celular con pantalla rota ingresando a un estadio de fútbol, a lo que respondió la pregunta del periodista: “¿Para qué quiero diez Ferraris, veinte relojes con diamantes y dos aviones? ¿Qué haría eso por el mundo? Yo pasé hambre, trabajé en el campo, jugué descalzo y no fui al colegio. Hoy puedo ayudar a la gente. Prefiero construir escuelas y dar comida o ropa a la gente pobre” [(sic) Depor, 29/12/19], una de las tantas muestras de su sencillez que le caracteriza, como también lo fue la limpieza de baños de una mezquita, pues es musulmán practicante. Un grande que trasciende el terreno de juego como otros grandes que lograron otro tipo de transformaciones en sus países como Didier Drogbá que clasificando a Costa de Marfil al mundial 2010, logra frenar una guerra civil en un acto heroico, o George Weah con Liberia, donde es su actual presidente. Con lo cual queda demostrado, definitivamente –parafraseando al gran César Luis Menotti– que el fútbol es un hecho de trascendencia cultural.

Pero siguiendo con las frases de “El Flaco” Menotti, una de las más célebres es que “si para algo sirve el paso de los años es para seguir aprendiendo” Entonces, ¿Qué podemos aprender de todo este relato y del fútbol en general, en una suerte de analogía para las empresas?, desde nuestra perspectiva, lo siguiente:

El paso del tiempo es inexorable y con él las personas, por lo que la renovación de los talentos como de los conocimientos es el elemento central de la subsistencia de las instituciones, pues como diría Heráclito, “la única constante es el cambio”. 

Hay que adaptarse a los cambios por drásticos que estos sean; Covid-19 ha sido la muestra fehaciente de todo esto, así como la FIFA tuvo que cambiar un calendario para un mundial, seguramente ese hecho repercutirá en que las empresas tendrán que cambiar algunos calendarios internos, más aún con los cambios seguramente ya realizados por la pandemia.

Así como el fútbol se basa en resultados que se consiguen ganando, las empresas también pero con una pregunta previa ¿ganar a costa de qué? Pues ganar jugando limpio, dando espectáculo al público y siendo útil a la sociedad, de manera análoga; cumpliendo con la promesa de valor en productos y servicios, cuidando al cliente como centro de atención y sobre todo, generando fuentes de trabajo y oportunidades de inversión.

Es fundamental en los equipos propiciar la generación de liderazgos positivos más allá de los cargos o jerarquías, quien no necesita una “cinta de capitán del equipo” para impulsar a los demás, es un elemento que no solo hay que cuidar, sino multiplicar.

Si bien un equipo es una idea –siguiendo con Menotti– en equipos de alta competencia su principal característica debe ser el orden, donde más allá del compañerismo que es la base del vestuario –el día a día en las empresas– cada quien debe cumplir de manera efectiva y eficiente su rol en la cancha, si cada quien cumple su rol como corresponde, la idea funciona; sino todo se vuelve como un partido de niños, donde todos corren juntos tras la pelota, pero claro allí la idea no es competir a través de ella.

Así como es importante que cada elemento cumpla su rol, es aún más importante tener al elemento correcto para el puesto adecuado y cuando esté en el momento justo, pues si se evalúa a un pato por su capacidad para trepar un árbol, la situación se complica. El crecimiento individual está dado por la genuina convicción de aprovechar las claras potencialidades de los elementos, para que sumen al grupo hacia la consolidación de los resultados esperados.

Hay que tomar en cuenta tanto los indicadores de gestión como de resultados, si un equipo tiene una alta posesión de la pelota pero pierde el partido, está claro que gestionó una necesidad pero no se tradujo en resultados, de la misma manera una empresa que “vende barato” pero no tiene utilidades, difícilmente aportará en el largo plazo a la sociedad.

En línea con lo anterior, aún en la mejor segmentación posible para llegar al cliente objetivo, con el producto o servicio conveniente y al mejor precio, esta situación no es estática sino dinámica y con excepciones, seguramente Sadio Mané será un potencial cliente para Ferrari o Rolex, pero lo que él valora, está en otro sentido. 

Si bien los salarios que tienen los futbolistas de élite son sustanciosos, generalmente están relacionados al aporte que generan no solo al espectáculo sino por supuesto a las arcas de los clubes que los contratan, así fue como en su momento el Real Madrid invirtió en el 2009 €96 millones en Cristiano Ronaldo, pero solo por ventas de las poleras con su dorsal recaudaron €102 millones [Defensa Central, 15/04/10] y sin embargo años después le deja ir a la Juventus por €100 millones debido a una decisión personal del futbolista, según explicó su mismo presidente, al momento de agradecerle de tal forma y compararlo con Alfredo Di Stefano [Diez, 21/09/21]. Esto muestra claramente, que “lo caro o barato” es relativo en función del beneficio neto obtenido, pero también que por encima de cualquier persona, siempre debe primar una institución.

… y seguramente se podría continuar con analogías tan válidas como ilustrativas, pero para cerrar el presente análisis, se dirá que así como el fútbol se juega con los pies pero se gana con la cabeza, la gestión en las empresas se ejecuta a través de procesos, pero solo se logran resultados con estrategia.

Hasta la próxima.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Carlos Hugo Barbery Alpire

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