Opinión

Salvar el proyecto, salvando al Presidente

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¿Por qué si tiene el respaldo del 55% de los votos se denuncia que intentaron asesinarle un año después? ¿Por qué si su gobierno representa al pueblo retrocedió ante sectores populares movilizados? ¿Por qué si forma parte de un esquema hegemónico sufre derrota tras derrota? ¿Por qué si es experto en economía y trajo suficiente cantidad de vacunas crece el descontento de la gente?

La versión actual del denominado proceso de cambio, con Luis Arce administrando y Evo Morales gobernando, va cuesta abajo. Ideólogos y estrategas del masismo están en alerta roja y creen que hay que salvar el proyecto de reproducción del poder salvando al Presidente. La decisión es hacer de todo, con la experiencia acumulada en 14 años, para evitar llegar al despeñadero.

Los resultados de las encuestas que encargaron los oficialista no son muy diferentes a las publicadas por medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales en las que resalta el dato de que gente que votó por Arce en 2020 y veía con optimismo el futuro, reprueban la gestión del mandatario y expresan pesimismo sobre lo que vendrá.

El primer desafío a vencer es el paro indefinido previsto para que empiece el jueves de esta semana practicando el divisionismo en los sectores movilizados, una vieja fórmula que le dio buenos resultados a Morales. “Evitaremos por todos los medios la paralización del país”, exclamó el Ministro de Defensa en la televisora gubernamental Bolivia Tv.

Su colega de la Presidencia anunció este lunes que se reunirá en la próximas horas con federaciones de gremiales, bajo la siguiente narrativa: la derecha golpista busca sepultar la Constitución y al Estado Plurinacional para restituir la República discriminadora y opresora usando a los sectores populares del país.

Y como no se puede utilizar con Arce la figura de que se quiere tumbar a un presidente indígena, como ocurría con Morales, para hurgar las fibras de quienes se identifican con el masismo, se encargó al Ministro de Gobierno que active el relato de que hubo un intento de magnicidio en contra del Presidente de la esperanza, de la reactivación económica y de la superación de la crisis sanitaria.

También se decidió desempolvar tácticas políticas para desacreditar, aislar y evitar a cualquier costo una articulación en el campo de las oposiciones. La tarea comenzó con la aparición de explosivos en una instalación hospitalaria de los cocaleros yungueños, sector clave en la posible movilización contra la Ley 1386 porque se anotó un rotundo triunfo a principios de este mes en contra del gobierno.

Pero, son partes de un todo, de una estrategia política integral cuyo objetivo central en el corto plazo es el relanzamiento de la administración de Luis Arce, coincidiendo con el inicio del segundo año de gestión, que incluye, entre otras cosas, mayor protagonismo político del Presidente, mayor agresividad comunicacional del Ejecutivo y ajustes en el equipo de ministros y viceministros.

Ideólogos y estrategas del MAS han decidido poner toda la carne al asador para impedir el descalabro político que puede herir de muerte a un mero proyecto de poder, ya no al proyecto estatal de transformación, y para lograrlo se aplicará lo bueno, lo malo y lo tenebroso de la política en manos del masismo.

Salvar al proyecto de reproducción del poder, salvando al presidente Arce parece ser la nueva estrategia política del oficialismo antes de que las circunstancias adversas ganen terreno, la mayoría de la población termine de despertar, se produzca la temida articulación de los sectores democráticos del país y el autoritarismo populista deba cambiar de objetivo al sálvese quien pueda.


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