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Y la palabra del año 2022 fue: “inteligencia artificial”

Alejandra Durán

Directora General de Big Brands

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En los últimos años, palabras como: emojis, confinamiento y vacunas fueron elegidas las palabras del año por la Fundación del Español Urgente, FundéuRAE, una fundación patrocinada por la Agencia Efe y la Real Academia Española, cuyo objetivo es colaborar con el buen uso del español en los medios. Para diciembre del 2022, la palabra del año fue en realidad una expresión formada por dos palabras: “inteligencia artificial”, que si bien es una expresión que ya conocíamos, el 2022 dio un salto importante porque el estudio revela que las personas hemos sentido cómo esta expresión ha empezado a formar parte activa de nuestras vidas y así este término ha ido ganando espacios de interés en coberturas de medios de comunicación a escala global . Entre las semifinalistas para la palabra del año 2022, quedaron palabras como: criptomoneda, diversidad, inflación, apocalipsis, entre otras.

Ahora estamos maravillados, y otros tantos asustados por todo lo que nos ha mostrado hasta el momento el ChatGPT, lo cierto es que esta es simplemente una de las primeras muestras de un proceso que no va a parar, es más, como ha sucedido con todo el avance de la tecnología, crecerá exponencialmente hasta cambiar nuestra forma de vida hacia la nueva era que nuestro desarrollo evolutivo nos invitará a experimentar. Sí, efectivamente, estamos frente a un cambio de era y no frente a una era de cambios. Nos toca abordar un desarrollo evolutivo donde como bien sostiene el Dr en Biología Molecular, Estanislao Bachrach “Debemos recordar que no somos seres racionales, somos aún seres emocionales y que en nuestro desarrollo fuimos aprendiendo a pensar. Las emociones controlan mucho más la razón que la razón a la emoción”. La inteligencia artificial nos acerca máquinas que son capaces de aprender, de pensar, que son capaces de tomar decisiones, entonces tendremos espacio para volver a conectarnos con nuestro sentir, en un mundo que como muestra el barómetro de Edelman, está absolutamente polarizado y sumido en una profunda policrisis producida por la combinación de factores como el cambio climático, el peso creciente de la inflación, la polarización política y social, las tensiones geoeconómicas y la crisis de materias primas, entre otros. Y en este escenario, Edelman nos confirma que las empresas son las únicas instituciones que todavía aprueban en generación de confianza mundial, pero  ¿qué estamos haciendo al respecto para apoyar a nuestro ecosistema empresarial boliviano? En mis jornadas de trabajo, me he encontrado con personas académicamente muy preparadas, que me preguntan a qué me dedico cuando hablo de humanizar marcas y ello claramente me deja ver que sus expectativas, se han concentrado únicamente en un camino cuadriculado de procesos, flujos y estándares de productividad donde se pretende tener un control de mando con seguimiento milimétrico en los resultados a corto plazo. Se ha mitificado el éxito y es frecuente encontrar profesionales que con orgullo comentan sus pocas horas de sueño y su alto enfoque en productividad sin importar el ser humano golpeado que hay detrás de esa vorágine de la cultura de alto rendimiento. ¿Pero es acaso ese el éxito que merecemos como humanidad? nos tocará volver aprender a ser humanos. Lamentablemente se ha olvidado que los clientes son personas, los inversionistas son personas, los colaboradores son personas y las empresas fluyen en entornos rodeados de múltiples sistemas donde siempre estaremos las personas como esencia fundamental que justifique la existencia de las organizaciones. Una existencia, en un mundo que avanza a ritmos que ya no guardan relación alguna con las teorías académicas con las que fuimos formados y como dato, simplemente recordar que el famoso acrónimo VUCA que se incorporó tras la Guerra Fría para hacer referencia a tiempos marcados por: la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad ya fue desplazado. Estas palabras ya carecen de capacidad para reflejar esta nueva realidad que nos está tocando vivir. VUCA ya es un término obsoleto que parece un cuento para niños frente a la actualidad. Es así que luego de la pandemia surge el nuevo acrónimo BANI, para describir mejor el entorno de caos en el que vivimos, haciendo referencia a tiempos: quebradizos, ansiosos, no lineales, e incomprensibles. El acrónimo BANI nace para dar respuesta a situaciones que no solo son difíciles de predecir y comprender, sino que son simplemente caóticas.

El engranaje primario para la transición a esta nueva era, no es la tecnología, somos las personas. Podrá acaso, la tecnología despertar la confianza, la admiración y el respeto? Estos son valores humanos intangibles que ya están priorizándose en países de primer mundo y logrando resultados de negocios sostenibles en el mediano y largo plazo. La tecnología es simplemente la herramienta que nos ayudará a poner el foco en lo verdaderamente importante y trascendental, lo HUMANO, aquello que no se podrá automatizar y que sin embargo es la palanca que está logrando mayor crecimiento en las economías de los países más desarrollados. Y es que en este proceso de humanización de marcas, no existe nada más precioso que la oportunidad de conectar de humano a humano, de sentir el corazón del otro, entender su posición, sus necesidades, carencias y desde allí respetar esa mirada individual, valorarla y ver cómo el brillo de los ojos cobra otra intensidad y los buenos resultados de negocio son simplemente una consecuencia natural de esa mágica y suprema conexión de personas que están naturalmente invadidas por el miedo, tratando de llenar vacíos profundos con un exceso de hiperobjetos que lo único que hacen es incrementar los transtornos de salud mental, en un mundo quebradizo, sin embargo por la presión de las expectativas de una sociedad sintética enfocada en lo instantáneo, que está priorizando los trofeos y maquillando cuidadosamente el parecer fuertes y exitosos, cuando la vulnerabilidad, como bien dice Brené Brown es un súper poder que definitivamente nos puede hacer transitar de mejor forma este momento BANI. En un mundo “quebradizo”, será momento de aprender a gestionar lo único en lo que si podemos tener una verdadera influencia, como dice Carl Jung, “Quien mira hacia afuera sueña, quien mira hacia adentro despierta”. Nos toca despertar a un nuevo mundo donde definitivamente protagonistas como la inteligencia artificial estarán cada vez más presentes, para que como seres humanos podamos poner nuestro foco en lo verdaderamente relevante, nuestro SER, y porque me rehuso a pensar que el fin máximo de las empresas es simplemente lograr más facturación. Las empresas son las organizaciones donde están actualmente las expectativas de la sociedad global, son las llamadas a hacer este salto evolutivo de la humanidad, hacerlo con coherencia, de forma auténtica y con verdadera convicción, tomando al propósito como un verdadero ejercicio de transformación masiva, y no castigar al propósito como un simple ejercicio de comunicación o de greenwashing. Porque definitivamente ser buenas personas será el mejor negocio de nuestras vidas.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Alejandra Durán

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