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“Democracia inclusiva” y retroceso democrático

Hugo Carvajal Donoso

Sociólogo. Vicepresidente de ACADEMIA

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  El vicepresidente Choquehuanca plantea la necesidad de una “democracia inclusiva” para derrotar al fascismo. Suena bonito, pero las actitudes del gobierno están muy distantes de lo que pregonó en su discurso de investidura en noviembre de 2020. Manipula a su conveniencia la significación de fascismo,  incorporando en  este ámbito a todos los que no coinciden con sus ideas y cosmovisión — “etnopopulista”— del mundo aymara. De esta manera el vicepresidente se encuadra perfectamente en el aforismo: dime de  que presumes y te diré de que careces.

     Postular la inclusión, es trabajar para integrar a las diferentes partes de una sociedad en la perspectiva de conseguir desarrollo, bienestar y cohesión social, para  que todos los sectores se sientan participes y considerados en las decisiones que adoptan sus gobernantes. Sin privilegios para ningún sector, grupo y estamento de la sociedad. Pero Choquehuanca, ve una parte del problema, rechaza la “indiofobia”, aspecto en el cual coincidimos, y paradójicamente nos habla de “un país con menos rivalidad y más identidad”. Con ¿Más identidad Aymara? ¿Identidad indígena? Lo único que está obteniendo con este tipo de mensajes contradictorios, es exacerbar las diferencias entre bolivianos y acrecentar las rivalidades en lugar de disminuirlas.

     Incurrir otra vez en el discurso de “identidad étnica” y no postular  “identidad cultural”, es retroceder y concebir la política como: amigo/enemigo, bueno/malo, explotador/víctima. En el régimen del líder cocalero (2006-2019), los “otros” eran los neoliberales, oligarcas, K`aras, “vende patrias” y separatistas. Hoy se retoma la noción de fascista, procurando darle un cariz más ideológico y vuelven a resonar términos con tufo despectivo y descalificador: “pititas”, golpistas, racistas, colonialistas y derechistas.

    Fascista es el que no tolera la disidencia, el que no respeta el pensamiento del otro, el que mediante comportamientos violentos —promoviendo grupos de choque, represión a grupos no afines,  verticalismo partidario, y la extorsión— consigue imponer un control total y autoritario del Estado. El fascista se esconde hábilmente en el discurso populista de lo nacional/soberano, y la exaltación étnica.

     Evaluando los acontecimientos nacionales: la detención ilegal de la expresidente Añez y de ex autoridades civiles, policiales y militares; la brutal represión a los cocaleros de los Yungas, la asimilación corrupta de los dirigentes sindicales y gremiales; control corporativo de la representación política; la persecución judicial a los alcaldes, gobernadores; el ataque a los periodistas y medios de comunicación independientes; el falseamiento de los hechos y la imposición de nuevos relatos históricos. ¿Quién tiene los méritos para ser catalogado como fascista? La realidad y los datos hablan por sí mismos: el MAS-IPSP. 

    A estas alturas, nadie cree que el vicepresidente Choquehuanca vaya a desarrollar un perfil propio dentro del actual esquema de gobierno. Tuvo más de diez meses para  ser consecuente con sus palabras y  trabajar por una sociedad plural e inclusiva. Desperdició la oportunidad histórica, por el contrario, decidió alinearse en el esquema del totalitarismo masista; asaltando la administración pública, judicializando la política, persiguiendo y encarcelando a ciudadanos opositores, promoviendo leyes y normas que degradan la calidad democrática y perjudican el emprendimiento empresarial.

    Vivimos un peligroso retroceso de la democracia y del ordenamiento legal en el país. Es importante la constitución de núcleos naturales organizados —no burocráticos— de la ciudadanía en todos los sectores, regiones, el campo, los barrios y ciudades. Solo con la vitalidad y empuje de nuestras propias fuerzas, podremos evitar el sinuoso expansionismo territorial étnico, y la intromisión de grupos internacionales que quieren utilizarnos en su provecho económico y geopolítico.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Hugo Carvajal Donoso

Sociólogo. Vicepresidente de ACADEMIA

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