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En “Sin Compostura” sostuve y lo sigo creyendo, que el trabajo del GIEI es un informe bien desarrollado metodológicamente y con aciertos técnicos, aunque tienen omisiones notorias. Recordemos que en el mismo no están anotadas (por ejemplo) las quemas de viviendas de militantes masistas en Potosí y Oruro. Pero, aun siendo importante, ese no es el tema principal de este artículo, sino el hecho de que en el mismo hay un sesgo ideológico muy claro: parece que para ellos el problema boliviano es que hay una “resistencia al discurso masista”, interpretado por todos los ellos, como una posición como anti-indio (como si el masismo fuera la expresión del indio; baste recordar Chaparina); tal vez pudieron tener otra mirada y equilibrado sus valoraciones de ese tipo si analizaban hechos como el de El Alto, cuando se “las tomaron” con ciudadanos cruceños (previa revisión de la cédula de identidad) a los que humillaban haciéndolos pasar bajo una cuerda que los obligaba a arrodillarse si querían entrar a esa ciudad, o, que “peguen la vuelta” (como Pimpinela) y se manden cambiar.
No se necesitaba más que leer los diarios de los días más tensos de noviembre (del 4 al 6); personalmente creo que todos ellos lo hicieron, pero deben haberlo considerado un hecho “tan aislado” que podían interpretar como “discriminación positiva”, cuando en realidad estaba mostrando algo que se expresó en Potosí el jueves pasado, cuando Magdalena Correa y Marlon Weichert, integrantes de la Comisión fueron a esa ciudad a exponer su trabajo y se encontraron con un país partido, no como un asunto de indios versus criollos o blancoides, sino un país con dos visiones, dos ideas tan contrapuestas que el informe no supo interpretarlas porque va más allá de la metodología que a uno le enseñan en la Universidad y que se hace “corriente” en la práctica; ese es el peligro de usar siempre los mismo parámetros de valoración, sin entender que los conglomerados humanos no son iguales aunque se parezcan. Ahí estuvo el error y, si se le aumenta el hecho de que se trató de tomar partido por lo que le interesa al neopopulismo auto-indigenista (de conveniencia) la constrastación “in situ” debe haber sido una llamada de atención muy fuerte.
Un país partido fue lo que encontró el “Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes” quienes, siendo interdisciplinarios, debieron ver, anticipadamente, aquello con lo que se enfrentaron en Potosí, donde interrumpieron momentáneamente la lectura y explicación del informe tras el enfrentamiento verbal entre masistas y sus víctimas de la emboscada de Vila Vila y Playa Verde y los tiros en Challapata; eso iba más allá del insulto o del epíteto que tanto les llamó la atención :“indio de mierda”; ahí, los expertos pudieron ver el país real, el país dividido en 2 posiciones hasta ahora, a casi un año de gobierno, irreconciliables; Arce no quiere conciliar con nadie; prefiere mantener esto partido para que la gente no se de cuenta de lo mal que estamos en salud y economía, donde los números no mienten, pero hay mentirosos haciendo números oficiales, hasta que estos les van a estallar en las manos y seguramente nos vayamos “un poquito más ala mierda de lo que ya estamos”
Potosí y la inconformidad de Montero (donde sugirieron más investigación) pueden dar a los expertos una tardía explicación de lo que pasó entre octubre y noviembre de 2019, aunque, como bien lo entendieron, todo se origina en la intención de Morales Ayma y sus cómplices de reelegirse sin observar la CPE (por la que había matado gente en La Calancha) ni el resultado del Referéndum del 21F. La GIEI constató el manejo de la Justicia, de la “caja estatal”, de las fuerzas del orden como un apéndice del poder político y no podían no hacerlo, porque es parte de la técnica y metodología del estudio que hicieron, pero constataron también que, Arce gobierna, con las mismas mañas, usando el poder político y la represión como “disuasivo” contra los opositores y, el uso de la propaganda política como generador de “realidades falsas”. Lo que pasó en esa reunión fue simplemente la continuación del enfrentamiento entre dos visiones de país. Hay uno que tiene Luis Arce con su prepotencia y la de sus amigos y hay otro que no están con ellos.
Como aseguré en Sin Compostura, “Todo se divide entre fraudulentos, golpistas, dictadores, pititas y matones y así no se hace país”; pero, Luis Arce a falta de planes y proyectos, siente que debe incentivar esa diferencia para tener a quién achacar su fracaso; para él, es ganancia política mantener el país partido, amenazar, parapetarse detrás de la justicia para lograr sus fines que parece no tener muy claros y, aunque tenga mayoría en el parlamento, es claro que en la calle hay medio país que no está con ellos y los abomina.
El informe ya está, de nada sirve que salgan ahora el abogado Lima Magne y el Fiscal Lanchipa a prometer que se va a hacer reformas e investigaciones porque ambos son parte de la división; Lima, instrumentalizando la Justicia a favor del poder que representa y, Lanchipa carece de valor moral porque ha sido y sigue siendo acomodaticio al poder, sea con Evo Morales, con Jeanine Añez o con Arce, de manera que está inhabilitado para un trabajo de esa envergadura porque lo que se necesita para eso es credibilidad y confianza y eso él no lo tiene, de manera que, el informe GIEI va a quedar en eso.
Un dato, antes de terminar: la CIDH decidió que los hechos de La Calancha requieren un estudio de fondo. “De verificarse como ciertos los hechos denunciados, estos podrían caracterizar violaciones a los derechos establecidos en los artículos 4 (vida), 5 (integridad personal), 8 (garantías judiciales), 13 (libertad de expresión), 15 (reunión), 25 (protección judicial) de la Convención Americana, en relación con su artículo 1.1 (obligación de respetar los derechos), en perjuicio de la presunta víctima admitidas en el presente informe y sus familiares.
Bueno: esta semana habrá que escuchar, los pataleos de Morales y sus acólitos contra el imperialismo emboscado en OEA, IDH,ONU, la UE y en “Minecraft”.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo