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Nunca me alineé con una línea política en mi país, estuve muy cerca de algunas, sí, pero nunca alineado. He recibido muy duras reacciones a mis criticas sea a los de una vereda o los de la otra, sean azules o de otro color, sean fanáticos de un caudillo con un dedo inquisidor o uno que porta denarios. Siempre las criticas las hice desde una perspectiva analítica y en la búsqueda de fomentar el dialogo y la mejora en lo que nos impacta a todos; la política. He olvidado muchas de esas reacciones, pero las amenazas a mi familia y a mi vida no se olvidan tan fácilmente. Parte del juego, dirán los mas experimentados, y si, es cierto, aunque no deja de ser horroroso.
El tiempo que vivimos hoy, luego de la hegemonía del MAS desde el 2006 a la fecha, pasando ya 15 años, los mismos 15 años de mi retorno a Bolivia, no se pudo articular ningún movimiento nacional, ningún liderazgo nacional con potencialidad de pelearle algo al MAS. Ellos tuvieron su estrategia para este fin, y más allá de lo ético o no, lograron su objetivo a través de una oposición miope, falta de oídos para escuchar propuestas, falta de apertura para renovar los liderazgos, falta de criterio en muchos aspectos de la política. Y es que nos hemos dedicado, desde el terreno de la ciudadanía a faltarle el respeto a la política
La política se compone de 2 grandes momentos con sus propias características; las campañas y la administración pública. Las campañas son las que llevan a unos a ganar elecciones para administrar lo público y a otros a ser fiscalizadores, opositores, contrapartes de los vencedores. Y cualquier político reelecto podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que no existe mejor campaña que una buena administración. Es lógico. Siempre transversal a ambos momentos estarán el terreno de la acumulación de capital político, que no es mas que el crecimiento de una visión sea en cantidad de adeptos, en cantidad de material ideológico que lo sustente o cualquier otro elemento que haga una visión crecer.
Sobre campañas hemos fracaso como oposición, desde prometer cosas que no se podían cumplir en el terreno mas racional o en enfocar las mismas en el terreno de los fanatismos mas crudos. Pero mas profundo es el fracaso en la administración, con una desbordante angurria de poder, que no es otra cosa que corrupción, en todos aquellos, nuevos y viejos, que tuvieron la oportunidad de generar acumulación de capital político desde una buena administración. Es que la visión de corto plazo gana la batalla cada vez que se enfrenta al esfuerzo largo que requiere construir una visión nacional. Mas aun, la falta de un plan estratégico de largo plazo se ha convertido en el cáncer de la oposición boliviana que mantiene al MAS en el poder con acumulación política.
Mis detractores siempre me han señalado preguntándome por mis propuestas. La solución de nuestro país pasa por desterrar la corrupción y trabajar con eficiencia en la administración de lo público, comenzando desde alguna pequeña alcaldía o tal vez una mas grande, demostrando que los recursos alcanzan cuando no se roba. Son los dos males que nos hunden profundamente, eso de utilizar el poder en favor de mis propios interés, y la actitud frente a la administración de hacer las cosas a medias, sin ponerles todo el tiempo de pensamiento, de planificación y de ejecución impecable a lo que se emprende. Se lo vive en todas las esferas del trabajo, inclusive en la empresa privada, pero con mucha mayor notoriedad en lo público.
Conozco al menos un centenar de personas que creen que se pueden hacer las cosas de otra manera, no son suficientes, pero son un comienzo. Y en la medida en que ellos puedan multiplicarse se podrá pensar en un futuro diferente para este país, haciendo las cosas bien, buscando siempre que lo que se invierta traiga un retorno, no sea solo económico, sino también social o política, pero siempre en la búsqueda de maximizar los beneficios. Esa es mi propuesta, ese es mi camino, esa es mi esperanza.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo