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Movimiento Al Liberalismo: Oferta emergente

Adolfo Urquizo

Arquitecto / Leadership Associate en Students for Liberty

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Hace ya más de 70 años, en la Inglaterra de post-guerra, el empresario Sir Anthony Fisher conversaba con F. von Hayek comentando su intención de iniciar su carrera en política con el objetivo de impulsar las ideas del liberalismo frente a la avanzada socialista que se daba en aquel momento. Ante esto, Hayek le advierte de lo terrible que era esta idea. En ese momento Hayek compara al político de carrera con un corcho, una tapa de vino, que no hace nada más que flotar en la corriente de la opinión pública, haciendo y diciendo lo que la gente quiera escuchar para alcanzar su fin último, ganar elecciones. No cambiar sociedades.

Así mismo Bryan Caplan, más de medio siglo después, corrobora de forma muy clara que el político común cuenta con las características que Hayek describe, pero el político verdaderamente exitoso no se limita a ello, sino que se adelanta a cualquier irracionalidad que sus votantes crean y la amplifica en sus propuestas, haciendo aún más daño del que un individuo podría hacer en lo privado. Como si eso no fuera suficiente, deja de lado las medidas correctas para la sociedad si estas no fuesen populares.

Con advertencias tan claras como negativas, ¿Qué podemos esperar nosotros del naciente liberalismo en el espacio político en el país? ¿Qué actitud nos convendría tomar frente a las mutaciones discursivas que se verán desde partidos y caudillos?

Algo que se observará de forma más obvia a medida que se cristalicen estas alternativas será con seguridad el rechazo absoluto desde algunas posiciones intelectuales que, curiosamente, proponen desde mucho antes las ideas de la libertad. No es sorpresivo. La arena política es el espacio ideal para desprestigiar ideas y principios secuestrados por politiqueros y oportunistas. Tendremos entonces que ser cuidadosos en diferenciar a los intelectuales que decidan rechazar la oferta partidaria en una defensa honesta de los principios, de aquellos egos inflados que lo hagan por proteger su nicho de influencia y supuesta relevancia.

Lo opuesto ocurrirá también con los pseudo-intelectuales que abrazarán al primer candidato que les ofrezca un poco de notoriedad. Se convertirá también para ellos en intocable cualquiera que repita una frase de J. Milei o que diga aborrecer a la izquierda. Seguramente, en el reducidísimo espacio liberal en el país, consideran necesario sumar a todos los que sea posible, dejando de lado cualquier criterio mínimo o consistencia de argumentos. Todo con tal de evitar el abismo al que nos dirigimos. Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones, esta sumatoria sin filtros es precisamente lo que genera apatía por la política en general y elimina cualquier incentivo para los actores por mantener una filosofía política congruente.


Es necesaria una visión crítica pero realista para evitar el cinismo de estos extremos. Si bien la escuela de la Elección Pública ha probado que político actuará siempre anteponiendo sus intereses, no podemos negar la existencia de un rol importante para el mismo, y que aún en una arena de juego tan nefasta como la nuestra, no es imposible encontrar candidatos que puedan defender nuestros principios. 

Hasta encontrar a quienes merezcan ese voto temporal de confianza, el rol de nuestra parte debe ser siempre el de la crítica objetiva y fundamentada. La constante fiscalización de las acciones más que de los discursos, y claro, la permanente desconfianza por todo mesías que quiera aprovecharse de la popularidad de alguna idea, poniéndole una serpiente a cualquier bandera o tristemente imitando gritos de guerra. Después de todo, el libertarismo no tiene una finalidad última ni puede seguir a un caudillo, es un proceso permanente de reducción de la violencia ejercida desde el aparato estatal de dominación sobre los individuos.

En este proceso nos corresponde la vigilancia permanente, así como se haremos avances hacia un partido liberal, habrán siempre falsos positivos.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo




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Adolfo Urquizo

Arquitecto / Leadership Associate en Students for Liberty

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