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Gobernadores, alcaldes y sus primeros 100 días en el poder regional

Un repaso a las nuevas gestiones departamentales y municipales en tiempos pandémicos.

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Nueve gobernadores, todos varones, seis opositores, tres masistas, cuatro elegidos en segunda vuelta… 336 alcaldes, casi todos masistas, 10 al mando de las grandes ciudades, ocho opositores, dos oficialistas, una sola mujer… El 3 de mayo, hace 100 días, asumieron funciones las 345 máximas autoridades a nivel departamental y municipal de Bolivia. Desplegaron acciones en lo sanitario por la pandemia, en lo económico por la reactivación, en lo institucional por sus competencias y por supuesto en lo político.

Los gobernadores que tuvieron mayor exposición mediática en los 100 primeros días son Luis Fernando Camacho de Santa Cruz, Santos Quispe de La Paz y Damián Condori de Chuquisaca, todos opositores. Con menor intensidad, Johnny Mamani de Potosí, Johnny Vedia de Oruro y Humberto Sánchez de Cochabamba. Y pasaron desapercibidos Óscar Montes de Tarija, Regis Richter de Pando y Alejandro Unzueta del Beni.

Todos asumieron la responsabilidad de la vacunación anticovid a través de los servicios departamentales de salud y enfrentaron la segunda ola y tercera ola del coronavirus. Camacho encabezó el pedido para que los gobiernos departamentales importen directamente vacunas contra el Covid-19, finalmente autorizado por un Decreto Supremo, pero no aplicado porque los laboratorios internacionales solo negocian con gobiernos nacionales.

La noticia de que en noviembre del próximo año se realizará el Censo de Población y Vivienda 2022 cayó bien a algunos departamentos donde el crecimiento demográfico es evidente. El resto prefirió no polemizar porque no recibirán nuevas asignaciones de recursos públicos y pueden perder representación política en la Cámara de Diputados. La reactivación económica en los nueve departamentos es lenta porque dependen de las medidas de la administración central.

En lo político, Quispe gobierna el departamento de La Paz sin partido ni aliados. Rompió con Jallalla, la organización que lo postuló, cuando recibió su credencial como Gobernador y tras una disputa por espacios laborales en la Gobernación. La semana pasada rompió con la Alcaldesa de El Alto, quien también fue candidata de Jallalla.

Camacho tuvo varias escaramuzas políticas con el gobierno nacional de diferente tono. La batalla más dura es la defensa de las tierras chiquitanas ante el avasallamiento de los interculturales alentado por instancias gubernamentales. La disputa política entre ambos niveles de gobierno también se manifestó en la cuantificación de las hectáreas afectadas por los incendios forestales en el departamento cruceño.

Los gobernadores de Potosí y Oruro, ambos del MAS, fueron protagonistas del conflicto de límites del salar de Uyuni que provocó la quema de domos turísticos de un hotel privado, hecho por el que no existen ni procesos ni detenidos. Damián Condori, gobernador de Chuquisaca, enfrentó a la asamblea departamental mayoritariamente masista y organizó festejos patrios en Sucre, mientras el gobierno de Luis Arce festejó el Día de la Patria en La Paz.

Los alcaldes de las nueve capitales y la Alcaldesa de El Alto enfocaron sus esfuerzos en la gestión de la pandemia, algunos con mayor éxito que otros. Soportaron los embates de la segunda y tercera ola del virus con escasez de oxígeno, unidades de terapia intensiva colapsadas y falta de vacunas. Los Alcaldes de Santa Cruz, Cochabamba, Sucre, Tarija y Oruro optaron por aplicar restricciones en la circulación vehicular y de personas para aplanar las curvas de contagios y fallecimientos.

En cambio, la Alcaldesa de El Alto hizo todo lo contario para evitar una nueva paralización de la economía alteña, mientras que el burgomaestre de La Paz las anunció pero en los hechos no las materializó, salvo operativos de control de carácter mediático. Eva Copa incluso autorizó una atípica entrada folklórica cuyos resultados aún no son cuantificables en términos económicos.

Johnny Fernández consiguió que el Concejo Municipal le apruebe el pago de un bono de 350 bolivianos para niños en edad escolar pero no logró contratar la instalación de una planta de oxígeno para la capital cruceña. Manfred Reyes Villa sorteó la pandemia en un trabajo conjunto con el gobernador de Cochabamba y acercamientos con el Ministerio de Salud. Ambos alcaldes decidieron no enfrentarse abiertamente al gobierno nacional, por ahora.

La Alcaldesa de El Alto mostró el pragmatismo político alteño. Viajó a Santa Cruz para reunirse con entidades empresariales, grupos de jóvenes y el Alcalde Fernández, generando expectativa entre políticos y analistas, y cuando rompió con el Gobernador de La Paz decidió coordinar directamente con el gobierno de Arce las nuevas etapas de la vacunación en la ciudad de El Alto.

Dinámicos y complejos, con más preocupaciones que logros concretos, envueltos por la pandemia del Covid-19 que no se va del país. Así fueron los primeros 100 días de quienes conducen los gobiernos autónomos departamentales y municipales en un país atrapado por la polarización política y con gente, según encuestas recientes, todavía esperanzada en que las cosas pueden mejorar.


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