Los 50 años del Movimiento de Izquierda Revolucionaria retratados en tres artículos de opinión
Guido Áñez, Renzo Abruzzese y Freddy Camacho evalúan la contribución y el legado del mirismo.
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Guido Áñez – 50 años del MIR
El nacimiento a la vida política de su partido, el 7 de septiembre de 1971, en plena dictadura banzerista; los pasos iniciales en lo que Chelelo Áñez denomina el “clandestinaje”; la irradiación de ideología de izquierda y la construcción de partido desde la universidad, donde estaba instalado el núcleo central de MIR; y la entrega al país de mártires, presos políticos y exiliados marcan la primera parte del artículo de opinión escrito para El Deber por quien vivió prácticamente todas las etapas de un partido llamado a hacer historia en el país. “Nos entregamos al anhelo más profundo de cualquier sociedad moderna, vivir en un país libre”, afirma Áñez con cierta nostalgia.
Del MIR recuerda que se constituyó en el “eje articulador del instrumento político electoral que fue la UDP”, el tránsito del entronque histórico a la nueva mayoría, los “dolorosos desgajamientos” que tuvo que superar y cómo enamoró al país para llegar al poder en 1989. Áñez destaca varios logros económicos, políticos e institucionales del mirismo en el período 1989-1993 y con certeza afirma que “Jaime Paz fue el único presidente de la democracia que ingresó con dudas de muchos sectores a la presidencia, y salió fortalecido y con un nivel de aceptación superior al que ingresó”. Pero también reconoce que el MIR cometió errores que finalmente decretaron su desaparición del escenario electoral en 2005.
“El desafío actual de los miristas es quedarnos como un sentimiento colectivo o nos reconstruimos como un proyecto político que le dé una alternativa seria al país en el siglo 21”, plantea y sin dudarlo escribe que el mirismo puede convertirse nuevamente en un “instrumento articulador que recupere la democracia” capaz de incorporar a la juventud que encabezó la rebelión popular de 2019, dotando de dirección política “a una generación que cree en la democracia, en la libertad y en una justicia inclusiva que es todavía una tarea pendiente en nuestro país y que es la razón de ser histórica del mirismo”.
Renzo Abruzzese – El legado del MIR a 50 años de su fundación
Su artículo de opinión publicado por El Deber y otros medios está dirigido principalmente a los jóvenes de hoy pero también a los “tiranuelos” del presente. “… nuestra presencia se sintetiza en el legado que les dejamos a las nuevas generaciones, no solo como artífices de una democracia que, con todos los errores que se pudieron cometer, fue la mejor de la historia nacional, sino, además, porque somos la reserva moral y el mejor símbolo de la democracia boliviana”, afirma con orgullo y recuerda que la violencia política que enfrentó una generación entera hoy podría ser un guion cinematográfico para una serie de acción.
“Es posible que pocos (jóvenes) se hubieran preguntado cómo fue que crecieron sin miedo, cómo fue que nunca sus hogares quedaron devastados después de un allanamiento policiaco o paramilitar”, interpela y vuelve sobre el legado del MIR señalando que es mejor “mirar los ojos de los jóvenes y decirles que el país que heredaron no nació de la retórica metafísica sobre la libertad, nació de la vocación democrática de una generación, la de sus padres, la de sus abuelos, la que hoy, 50 años después, puede dar fe de que la libertad que disfrutan tuvo un precio muy alto”.
“El legado de nuestra generación es sin duda la libertad y la democracia”, afirma con orgullo Abruzzese y remata su texto de opinión con una frase que es válida para la generación que recuperó sacrificadamente la democracia y para quienes hoy tienen el deber de evitar que sea nuevamente expropiada. “Nuestro legado es esta Bolivia de pie frente a dictadores y tiranuelos, frente a déspotas y corruptos, frente a todos los intentos de reescribir una historia que se escribió con sangre dolor y valentía”.
Freddy Camacho – El MIR en la fundación de la democracia contemporánea de Bolivia
Su artículo de opinión publicado en Los Tiempos hace un repaso histórico del MIR y su inequívoca contribución a la democracia del país. Relata que su fundación en plena coyuntura dictatorial fue resultado de la “integración del Partido Demócrata Cristiano Revolucionario, el Grupo Revolucionario Espartaco y el grupo de marxistas independientes”, su articulación con la COB para resistir y derrotar al “militarismo” y su decisión de ser el único partido de izquierda en aceptar el desafío electoral conformando la UDP que “derrotó a los candidatos de la continuidad militarista en tres elecciones consecutivas: 1978, 1979 y 1980, todas desconocidas mediante los golpes militares de Pereda, Natusch y García Meza”.
Recuerda que entre 1971 y 1982, desde la clandestinidad y resistiendo a las dictaduras militares, el MIR forjó una cultura política llamada “espíritu mirista”, “enraizada en la ética, el anticaudillismo, los altos valores de lealtad, consecuencia y de profundo respeto por las mayorías nacionales. Lealtad y consecuencia que a sus miembros les costó derramar sudor, lágrimas y sangre”. Afirma que el MIR fue actor protagónico de la fundación de la democracia contemporánea del país en 1982 pero que “la derrota de la UDP significó su liquidación y la fragmentación del MIR en tres ramas: el MIR Masas, el MIR Nueva Mayoría y el MIR Bolivia Libre, tres realidades políticas surgidas de la misma raíz y del mismo tronco”.
Al cumplirse 50 años del 7 de septiembre de 1971, Camacho considera “justo rendir homenaje a los héroes mártires, pero también a los héroes sobrevivientes” del mirismo, “a las sucesivas seis direcciones nacionales clandestinas, a los dirigentes regionales y de los frentes de masas de obreros, campesinos y clases medias, a los militantes de base, a los simpatizantes anónimos y a ese pueblo mirista-udepista cuyo testimonio debemos recoger y cuyo legado, la democracia contemporánea, es necesario preservar para las futuras generaciones”.
