Tres editoriales le toman el pulso a la polémica por los dichos de Calvo y Arce, y a la cada vez más lejana reconciliación
El Deber, Página Siete y Opinión toman posición sobre las denostaciones de uno y otro.
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El Deber – Excesos verbales innecesarios
Más allá de la polémica y la ira del MAS por los dichos del Presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, el editorial de este jueves del influyente diario cruceño afirma que Rómulo Calvo les dio “argumentos a voceros de ese partido” para que reafirmen la “lógica de la confrontación y la polarización, que es la que ellos mejor explotan políticamente”. “A los líderes regionales les vendría bien comprender que esas expresiones de radicalismo regionalista son los mejores insumos conceptuales de los que se alimenta el discurso principalmente de Evo Morales”, advierte El Deber.
De inmediato, el editorial recomienda prudencia en las palabras y en las acciones para evitar algo que los políticos suelen olvidar: el efecto que producirá tal o cual expresión, y prodigar el respeto que Calvo reclama a quienes no piensan igual “sea que vivan en Santa Cruz o en cualquier región del país”. “El lenguaje del odio, del revanchismo es más propio de los jefes del MAS, que necesitan tener a su electorado en un estado de permanente alerta”, complementa.
Para El Deber, es una falacia eso de que los migrantes deben estar agradecidos porque se les da para comer porque los nacidos o no nacidos en Santa Cruz viven de su trabajo esforzado. Reivindica el carácter nacional que tiene el departamento y que consigue que oriundos de otras tierras asuman con orgullo el llamarse “cambas” Finaliza su editorial pidiendo al Comité Cívico que “puertas adentro” ponga freno a los excesos verbales. “Lo que está en juego en las luchas democráticas es mucho y las torpezas no le hacen bien a ese objetivo”, afirma.
Página Siete – Como si fueran un jefe miliciano y un patrón
En su editorial de este jueves existe una primera gran constatación: la reconciliación está muy lejos. Prueba de ello es, según Página Siete, un Presidente del Estado convertido en jefe miliciano y un Presidente Cívico con aires patronales. “Luis Arce, aparentemente, abandonó sus funciones de presidente de todos los bolivianos para convertirse, al menos durante el día del wiphalazo, en un jefe miliciano que arengó a sus huestes para que salgan a defenderlo en las calles y alabó a los que ya lo hicieron, convertidos en grupos de choque, el día del paro cívico”, afirma el editorial.
Luego repasa los “discursos enguerrillados” del Jefe de Estado en las concentraciones que se realizaron en Cochabamba, La Paz y Santa Cruz en medio de mares de wiphalas, un símbolo patrio convertido por el masismo en bandera de la confrontación. También cuestiona la actitud patronal que asumió Rómulo Calvo, quien lanzó duros calificativos a los migrantes que llegan a Santa Cruz y comparó la wiphala con un trapo. Sostiene que hay que exigir al líder regional mayor responsabilidad a la hora de sus alocuciones.
“Pero, entre los dos el que mayor responsabilidad tiene por sus actos y sus palabras es el presidente Arce porque, en teoría, gobierna para todos los bolivianos y porque tiene el monopolio del poder y la fuerza, los que usa para hacer frente a sus rivales políticos”, sostiene Página Siete diferenciando los roles de uno y otro, y advirtiendo que ya no se puede esperar nada de Arce en cuanto a la reconciliación en el país. “La tragedia es que, de esta forma, Bolivia se encamina al desastre”, sentencia el editorial.
Opinión – El poder de las palabras: edifican o destruyen
Desde una perspectiva más reflexiva, el editorial de este jueves del diario Opinión pone el acento, como el texto de opinión de El Deber, sobre las últimas y polémicas afirmaciones de Rómulo Calvo, líder cívico cruceño, al señalar que “una persona, y más si es generadora de opinión pública, medite antes de expresar una idea, declaración o discurso, porque cualquier palabra mal dicha puede ser detonante para que se resquebraje aún más la unidad que está tan venida a menos entre los bolivianos”.
El editorial recuerda el caso de Manfred Reyes Villa cuando fue prefecto de Cochabamba y los efectos que tuvo una frase suya pronunciada en medio de uno de los tantos capítulos de tensión política en el país. “No debemos olvidar, por ejemplo, que cuando el entonces prefecto Manfred Reyes Villa arengó en diciembre de 2006: ‘Adelante Santa Cruz y su independencia’, esta declaración fue el justificativo para exacerbar el rencor entre dos grupos y que a la postre desencadenó en cruentos enfrentamientos que dejaron el saldo de tres personas asesinadas y centenares de heridas, en lo que se conoce como Enero Negro”.
Volviendo sobre la línea reflexiva, Opinión reitera la necesidad de que los líderes regionales mediten antes de hablar porque “una palabra mal dicha puede traer funestas consecuencias entre la población” e insiste en que los políticos deberían construir con sus dichos y hechos puentes de entendimiento y de unidad. “Es hora de cambiar la mentalidad de división que se está imponiendo, no es tarde y es posible hacerlo”, concluye el editorial.