Sociedad

COVID-19 en Bolivia

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La pandemia de COVID-19 ha sido fatal para muchísimos países pero en Bolivia, uniéndose con la crisis social y política tras el fraude de 2019, la herencia del despilfarro del gobierno de 2006-2019 —deuda externa/interna y déficit públicos, caída de las RIN, desinversión de la sanidad pública, todo acompañado de corrupción—, las falencias de la gestión de la Transición —combatida por el antiguo régimen y por los opositores a éste— y junto con la permanente agresión de seguidores del anterior gobierno más el casi colapso de la economía —productiva, comercial y de servicios— nacional por la necesaria cuarentena rígida, produjeron una “tormenta perfecta”. El “final” —inconcluso— de esa suma de hechos fue el regreso electoral del partido del anterior régimen, la instalación forzada de una narrativa para rehabilitar la imagen del fraude y sus actores que se desmorona —el “golpe”— y el intento de acabar con la oposición vía represión con la complicidad abierta del aparato judicial, a lo que se suma otra narrativa exitista de la nueva gestión, fracasada porque no puede cumplir sus anuncios y se cierra en una espiral de nuevas promesas que tampoco se cumplen, ni en lo económico ni en lo sanitario.

Obviando lo dicho arriba del contexto, ya sabido, explicaremos algunos hitos de la pandemia en el país y nos ubicaremos, a partir de esta nota, en el análisis semanal.

La epidemia (no era aún declarada pandemia por la OMS) entró en Bolivia el 10 de marzo de 2020 con casos en dos departamentos (Santa Cruz y Oruro), el 22 se declaró cuarentena rígida nacional, el 28 hubo los primeros fallecidos y el 30 abarcaba ocho de los nueve departamentos —Beni no declaró casos hasta el 22 de abril.

Sin protocolos ni tratamientos establecidos y sin vacunas —la primera aprobada (para uso de emergencias) fue Pfizer/BioNTech de ARNm el 31 de diciembre de 2020—, el mundo entero se detuvo de improviso —“frenó en seco”—: una situación que ninguna de las guerras mundiales ni las peores pandemias anteriores —las pestes antonina y la negra o la gripe española— había producido. Súmesele a nivel global una confusión de información fidedigna en medio de una avalancha de fake news, y a nivel boliviano la miserabilidad de nuestra salud pública y repudiables hechos de corrupción.

Hasta ahora, han transcurrido tres Olas de la pandemia: la Primera, de marzo hasta comienzos de octubre de 2020 (aunque se redujeron los casos sensiblemente, siguió vigente); la Segunda, de mediados de diciembre 2020 y cuyo final se solapa con la Tercera entre febrero y marzo para continuar ésta —última hasta ahora—, en declive, hasta ahora. La Tercera ha tenido la mayor tasa diaria de nuevos casos detectados (3.839 el 9 de junio) y de fallecidos (24 el 15 de ese mes) y la mayor incidencia acumulada nacional en 14 días (nuevos casos por cien mil habitantes) entre el 31 de mayo y el 13 de junio (331: Riesgo Extremo), aunque algunos departamentos tuvieron incidencias mayores.

Cuadro 1

Resumen estadístico global del COVID-19

Cuadro 2

Resumen estadístico semanal del COVID-19

Cuadro 3

Incidencia acumulada en 14 días (IA14) al 30 de julio, departamental

Otro tema muy importante es el de las estrategias que se utilizaron. Durante la Primera Ola, bajo el gobierno de Transición y por las razones antes expuestas, la Estrategia fue de Contención (evitar la mayor cantidad de contagiados activos para evitar el colapso hospitalario= “aplanar la curva”); a partir de diciembre la Estrategia tuvo dos componentes: Detección (pruebas PCR) y Prevención (inmunización con pauta completa).

Esta segunda Estrategia fue la más aceptada a partir de que las condiciones de propagación estaban muy reducidas (final de la Primera Ola) —con el secuente descenso de la presión hospitalaria—, ya estaban en aprobación algunas vacunas a nivel internacional y, además, era urgente flexibilizar las restricciones al movimiento para empezar la recuperación de la economía, contraída un 11% el año anterior.

Lo que no contó esta Estrategia fue que: a) la Tercera Ola sería muy fuerte (la Segunda pasó mucho menos crítica, además que fue muy corta) y b) el antimperialismo del nuevo gobierno le jugó una mala pasada al suministro de vacunas pues la apuesta a vacunas rusas Sputnik V (las únicas en el mercado cuyas dos dosis son totalmente diferentes) no contó con el total incumplimiento del proveedor, teniendo que apostar las autoridades bolivianas urgentemente a comprar vacunas Sinopharm chinas para terminar aceptando amplias donaciones de los EEUU, tanto de vacunas como de insumos.

En el Cuadro 4 podemos ver el estado de la inmunización hasta el viernes 30, el día 183avo. de inoculaciones.

Cuadro 4

Inmunizaciones


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José Rafael Vilar

Analista y consultor político

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