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Andrés Gómez Vela: “Hay una polarización fabricada, que cohesiona al partido que ostenta el gobierno”

Andrés Gómez Vela habló sobre la polarización en Bolivia, la evaluación sobre la integración de la nación boliviana y la falta de respuesta a la demanda de respeto a los derechos de los pueblos indígenas del oriente y sur del país.

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Gómez Vela es un conocido periodista, quien no sólo hace el seguimiento diario de lo que sucede en la realidad nacional sino que lo analiza permanentemente.

“En un primer momento, en el 2006-2008, la polarización era parte de la efervescencia porque un nuevo grupo social había subido al poder. Ahora hay una polarización calculada, fabricada, que favorece al partido que ostenta el gobierno porque endurece su voto, cohesionando a sus sectores que tienen contradicciones internas. Para que no exploten esas contradicciones se articula un discurso para identificar un enemigo, con una división entre ellos y nosotros”, señaló.

El analista recordó que “a lo largo de la historia, esta práctica la han utilizado mucho los gobiernos totalitarios, como el fascismo o el estalinismo. No utilizan frontalmente a las fuerzas que tienen el monopolio de la violencia, como la policía, porque se daría la impresión de que el gobierno está reprimiendo. Crean otros grupos que son los que enfrentan a los que puedan protestar y entonces dan la impresión de que es pueblo contra pueblo. Pero son grupos que tienen respaldo del Estado para que puedan actuar impunemente”.

“Hay que alertar sobre el deterioro que genera la polarización, porque estamos perdiendo la esencia de la democracia, que es la deliberación. No se puede esperar que un grupo acalle al otro gran porcentaje de la población. Hay que aislar a los extremos y el gran centro debe recuperar la esencia de la democracia”, opinó.

Gómez Vela dijo que los gobiernos totalitarios “hurgan en los sentimientos para generar una reacción. No hacen que la gente actúe con más inteligencia sino con más emoción, utilizando símbolos como la wiphala o la cultura y acusando a los otros de extranjeros o antipatrias. Son estereotipos para fabricar a ese enemigo. Esto es peligroso porque se puede desembocar en un gran conflicto. O una mitad aplasta a la otra o nos entendemos discutiendo”.

“Se pretende cambiar el pasado para controlar el futuro, pero es innegable nuestra mezcla cultural. La identidad no se mantiene, va mutando permanentemente, contra lo que dicen los etnocentristas que utilizan los discursos de la raza”, remarcó.

Sin embargo, el periodista fue optimista al considerar que esto “no pasa de lo discursivo, es muy poca gente. El resto ha empezado a entender que nos necesitamos y tenemos que convivir. En el 2019, mientras gran parte de los ciudadanos estaban en las calles pidiendo la renuncia del presidente, ¿por qué no salió la gente que lo apoyaba? Fue un silencio de respaldo al otro grupo, reconociendo que no se respetó el referéndum y la Constitución, entendiendo que no se iba a ir al conflicto a defender a alguien que quería disgregar el país. En El Alto había marchas pidiendo paz, integración y que se resolvieran las cosas en un marco democrático. Ese pensamiento ya está entre la gente. Estamos avanzando de manera muy interesante a construir esa ciudadanía. Pero eso no le conviene a la élite que usa la división para reproducirse en el poder”.


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