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Por: José Francisco Cuevas1
Estancamiento e inflación, es una de las peores combinaciones para una economía, y este fantasma está muy presente en la economía chilena.
Una inflación que se salió del rango meta (3 %), se acerca más al 5 %; una UF disparada y un dólar al alza le pegan muy duro a una economía que importa el 70 % los bienes de consumo ( bienes transables). La economista Cecilia Cifuentes cuantifica en 400.000 pesos el alza anual del costo de la vida para las familias chilenas, que por supuesto afecta en mayor medida a los más pobres.
Una clase política que no entiende lo complejo de este escenario, que por ningún medio renuncia al gasto y quiere seguir endeudando a los ciudadanos. Un país que no crece en términos reales, ya que su crecimiento es en base a deuda y bonos, con una de las productividades más bajas de la OCDE y los políticos mejor pagados del planeta. Algo no calza, no cuadra por ningún lado.
Los constituyentes siguen pidiendo más y más plata a costa de los ciudadanos, seguimos pagando programas mal evaluados, manteniendo empresas estatales deficitarias, falsos exonerados y la farra es la política pública. De reducir el impuestos a los combustibles, reducir el IVA ni hablar, eso es pecado capital.
Si bien el COVID-19 le pegó muy duro a muchísimos chilenos y les sigue pegando con medidas restrictivas, se debía y se hicieron esfuerzos espaciales que serán impuestos futuros, no es menos cierto que el gobierno con tal de mantener la fiesta en paz cedió el presupuesto nacional al populismo.
En este escenario nuestro país ha tenido al menos cuatro elecciones en plena pandemia, el plebiscito para una nueva constitución, elección de alcaldes y concejales, elección de gobernadores, primarias presidenciales y en noviembre elecciones presidenciales. En este periodo no importó la pandemia, sí las pymes y pequeños comercios que debían mantener medidas draconianas y se mantiene el toque de queda, pero para votar ahí la pandemia pasa a segundo plano.
Como guinda de la torta el presidente Sebastián Piñera, supuestamente el presidente de derecha, sigue hipertrofiando el Estado con un nuevo ministerio, ahora de Seguridad Pública, es decir, más burócratas y más impuestos.
Ya vamos en 24 ministerios y sumando, en vez de fusionar algunos crean más. No son suficientes con los ministros del Interior y Seguridad Pública, secretaria general de Gobierno, Economía, Justicia, Salud, Minería, Energía, Mujer y Equidad de Género, Relaciones Exteriores, Hacienda, Desarrollo Social y Familia, Trabajo, Vivienda y Urbanismo, Transporte y Telecomunicaciones, Medio Ambiente, Cultura, Defensa Nacional, Secretaría de Presidencia, Educación, Obras Públicas, Agricultura, Bienes Nacionales, Deporte y, por último, Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Ahora tendremos uno de Seguridad Pública.
Cada día puede ser peor, la frase de la expresidente Michelle Bachelet ha sido la única promesa cumplida por ella y el actual gobierno.
1José Francisco Cuevas Vila es ingeniero comercial con mención en Economía de la Universidad Andrés Bello y Master of Arts en Economía de la Universidad Europea de Madrid y Universidad Andrés Bello
*Artículo originalmente publicado en PanamPost el 7 de septiembre de 2021.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo