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Por Enrique Blasco Garma1
“La mayoría piensa que las ideas improbables no son relevantes. Pero las cosas más relevantes suelen parecer improbables”, sentencia Vinod Khosla, CEO de Khosla Ventures. Difusor del credo más potente de Silicon Valey: la mayoría de los problemas sociales pueden superarse con soluciones tecnológicas, si los potenciales descubridores pudieran ser incitados a ser suficientemente ambiciosos.
Khosla busca sueños extremos. Los más riesgosos e improbables mejor, pues ofrecen las mayores oportunidades de multiplicar las ganancias.
En el libro “The Power Law. Venture Capital and the Art of Disruption” Sebastian Mallaby destaca la mentalidad de los emprendedores aventureros -Venture Capitalists, VC-, que consiguieron mayores avances en ciencias aplicadas que cualquier otro tipo de empresas; incluso que los gobiernos promoviendo ganadores en tecnologías. Progresos tan sustanciales que cambiaron cómo la gente trabaja, socializa, compra y divierte, accede a la información y hasta cómo piensa. La distribución de las rentabilidades en “venture capital” es extremadamente asimétrica.
Los emprendedores aventureros consiguieron mayores avances en ciencias aplicadas que cualquier otro tipo de empresas
Horsley Bridge, empresa inversora en venture funds, apoyó a 7.000 startups entre 1985 y 2014. Una pequeña porción de las cuales, apenas 5% del total invertido, generaron el 60% de las ganancias en esos 20 años. En lugar de basarse en distribuciones de probabilidades “normales”, apuestan a los eventos exóticos, anómalos. Los enormes retornos de lo inesperado si son exitosos.
El futuro no puede ser anticipado, sino que es descubierto por medio de experiencias interactivas, apoyadas por emprendedores aventureros.
Los premios Nobel Ronald Coase y Oliver Williamson reconocieron las dos principales instituciones del capitalismo para coordinar actividades competitivas: los mercados y las empresas. Los protocolos de las VC combinan flexibilidades y fortalezas de las empresas y de los mercados para controlar la suerte de los emprendimientos. Pero eso no basta en países rezagados. En notas en Infobae y libros, incorporo a los gobiernos, Estados, para sostener las reglas de juego y los derechos de propiedad, sin las cuales se coartan las competencias y el progreso.
El rol de la libre competencia y reglas estables
Competir en satisfacer las necesidades de las personas es una actividad centrada en premiar atenciones recíprocas, interconectadas. Conformar a sí mismo, complaciendo a otros. Tareas conflictivas que requieren reglas parejas, iguales para todos, explico en el libro “Por un País más Justo y Floreciente”. No habría deportes competitivos sin esas reglas, autoridades haciéndolas cumplir y premios y castigos. Es lo mismo en el comercio local y la producción.No habría deportes competitivos sin reglas estables, autoridades haciéndolas cumplir y premios y castigos. Es lo mismo en el comercio local y la producción
En dirección contraria, hace demasiado tiempo que, en la Argentina, se compite por obtener privilegios particulares, cesiones de ingresos, para cada uno, sin comprender que cada ventaja particular y desincentiva, ahoga, las actividades ajenas. En lugar de intentar expandir la torta, se brega para quedarse con un pedazo mayor, aunque eso achique el PBI final. Intentos propios de antisociales, corruptos, amigos de lo ajeno. Es imposible agrandar los ingresos, las ventajas privadas de cada uno, recortando el de los demás. El 100% de cero es cero.
El centro de la CABA suele estar invadido por piqueteros, ocupantes de espacios públicos, que extorsionan al gobierno: “O nos pagan más o entorpecemos más”. Articulando un oficio contrario al progreso. Industriales y emprendedores diferentes plantean igual disyuntiva. O nos otorgan ventajas particulares o despedimos personal, cesamos actividades, empleos.
Hace demasiado tiempo que, en la Argentina, se compite por obtener privilegios particulares
La falacia de “Desgravaciones” para “promocionar” industrias específicas es moneda corriente en los programas de gobierno. Los funcionarios emplean personal y contratan obras, aunque sean improductivas y cuesten más que los beneficios buscados.
En lo que va del nuevo siglo XXI, se asiste a la mayor bonanza de los precios internacionales de las materias primas de la historia. No obstante, el PBI por habitante en dólares de valor constante cayó 14% real en dólares en la Argentina. Nos empobrecimos, agravando los conflictos sociales, porque se avanzó en la quita de ingresos a quienes producen para premiar a quienes entorpecen las producciones rentables.
De ese modo, “Nuestra América”, productora por excelencia de materias primas, perdió la oportunidad de haber disfrutado de la bonanza, y, por el contrario, quedó muy rezagada en comparación con el desempeño de la mayor parte de la región, también productora por excelencia de materias primas, y más aun de China.
La Venezuela, otrora pletórica de petróleo y minerales, empobreció precipitadamente, como consecuencia directa de la corrupción que fue aniquilando competencias.
Por el contrario, desde el inicio del siglo XXI, China se convirtió en el “taller” del mundo, al liberar las competencias tecnológicas y financieras, antes severamente impedidas. Un proceso iniciado por Deng Xiaoping, en 1980. En 21 años, el PBI por habitante en dólares, deflacionados por el CPI de EEUU, se multiplicó por ocho. La otra cara de la extraordinaria bonanza de los precios internacionales de las materias primas.
Si la Argentina liberara las competencias individuales, siguiendo la receta China y de los Venture Capitalists y escapar del abismo venezolano, los beneficios que generaría para el conjunto serían cuantiosos, a través de las mayores oportunidades que ofrece el mundo para poder enriquecer a sus habitantes.
1Consejero Académico en Libertad y Progreso
*Este artículo fue publicado originalmente en libertadyprogreso.org el 12 de julio de 2022