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¿Por qué la inflación boliviana es tan baja?

Juan Antonio Morales

Economista, profesor emérito de la Universidad Católica Boliviana

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Nuestra inflación ha terminado el año 2021 con una tasa por debajo de 1% (0,90 de diciembre a diciembre según datos del INE). Este valor tan bajo no deja de sorprender mientras en el mundo entero, tanto en los países de economía avanzada como en los países de economía emergente, como lo son la mayoría de nuestros vecinos, la gran preocupación de coyuntura es la inflación. Las políticas sumamente expansivas, tanto fiscales como monetarias seguidas desde el año 2020, están entre las causas del salto en los precios. Por un tiempo se pensaba que los aumentos de precios eran transitorios, debido a los problemas de oferta, pero de más en más, tanto en los medios académicos como entre los hacedores de política, se considera que esas inflaciones corren el riesgo de perpetuarse o aún de agravarse. 

La meta de inflación en los países de economía avanzada es de 2% y no de 0% por razones técnicas. Con una meta por debajo de 2% se tendría una deflación o inflación negativa. La deflación aumenta la carga de la deuda, especialmente para el sector privado.

Si siguiéramos el criterio de los países de economía avanzada, con una tasa medida de inflación de 0,90% se tendría en el país una deflación. Si hay deflación, ella estaría sugiriendo que las muy expansivas políticas fiscales y monetarias del 2021 no han tenido el efecto de recuperación de la economía que anuncia el gobierno. Se puede conjeturar que la demanda de productos no alimenticios y de servicios ha bajado por la pandemia y la pérdida de empleos formales. Una inflación negativa no sería compatible con una tasa de crecimiento del PIB cercana a 6% ni con una caída en el desempleo. 

Se podría atribuir nuestra baja inflación a las devaluaciones de los países vecinos, que abaratan sus productos cotizados en dólares. Con tipo de cambio fijo como el que tenemos, nuestra tasa de inflación se estaría beneficiando con esas rebajas de precios en dólares. Para una presentación completa s la devaluación real la que interesa, es decir la devaluación por encima de la inflación. El año 2021 dos importantes socios comerciales nuestros, Chile y Perú, han tenido devaluaciones reales pero moderadas. En el caso de Argentina, si nos basamos solamente en las variaciones cambiarias, tanto del tipo de cambio oficial como del paralelo (dólar blue), su inflación hubiera sido mayor que su devaluación, es decir, se habría tenido una apreciación (y no una devaluación) real. Sin embargo hay que tener en cuenta la brecha entre el tipo de cambio paralelo y el tipo de cambio oficial que es de más de 102% y mayor que la de 2020. Esta brecha introduce distorsiones en los precios relativos, que inducen al contrabando.

Los datos del INE muestran que el rubro de Alimentos ha sido menos inflacionario que el rubro de No Alimentos. Un caso extremo es el de bebidas alcohólicas y tabaco que muestra una inflación negativa. Como la mayor parte de los alimentos y las bebidas son transables en el comercio exterior se puede concluir que las devaluaciones reales de Chile y Perú y los precios distorsionados de la Argentina han incidido a la baja en nuestra inflación. Entre los No alimentos no transables, vivienda y servicios básicos han estado con una baja inflación. Bienes y servicios diversos tienen una fuerte inflación negativa. 

No se puede descartar el factor expectativas. Por los muchos años de baja inflación en el país las expectativas inflacionarias del público parecen estar bien ancladas en una inflación baja.

Todo parece indicar que las políticas monetarias y fiscales expansivas han estado teniendo efectos, más que en los precios, en las reservas internacionales (RIN). Sin embargo, la pérdida de RIN de 523 millones de USD el año 2021 no es enteramente consistente con una balanza comercial superavitaria con datos oficiales, lo que lleva a pensar que es el contrabando el factor que está presionando las RIN y también los precios a la baja. 

La inflación puede estar reprimida por el tipo de cambio fijo y por los precios subsidiados de los carburantes. Si la inflación internacional continúa esos cerrojos pudiesen saltar el año 2022.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Juan Antonio Morales

Economista, profesor emérito de la Universidad Católica Boliviana

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