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¿La paz en manos de China?

“Ten la apariencia de una flor inocente, pero sé la serpiente que acecha debajo” William Shakespeare

Silvia Mercado A.

Dr. en Historia del Pensamiento

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China quiere salir exenta de toda culpa frente a la dramática situación en Ucrania. Se declara neutral, deplora la violencia y considera que la solución está en el diálogo; evita señalar que el ataque ruso fue una invasión y prefiere hablar de diplomacia, colaboración y paz. Esta pseudoneutralidad pro-rusa, no alcanza para ocultar que hace pocas semanas Xi Jinping y a Vladimir Putin posaban en una foto que no merecía otro título que “juntos desafiando al occidente” luego de jurarse “amistad sin límites” ni “áreas prohibidas de cooperación”.

Pero ahora China quiere hablar de paz y dejar el tiempo pasar; evade los pedidos del concierto internacional que le reclaman ejerza de una vez su enorme influencia. Como sugieren algunos analistas citados en el semanario The Economist, el temor es que China haya decidido “sentarse y observar el desastre”; es más, es posible que esta espera le juegue a su favor: a corto plazo, a sacar provecho económico de los bloqueos y sanciones a Rusia (siendo su único gran aliado China puede agenciarse tanto sus exportaciones como sus importaciones), y a largo plazo encontrar el momento oportuno para  ofrecerse a reconstruir las ciudades destrozadas en Ucrania. 

Mientras tanto, el gobierno de Xi Jinping dilata y disimula orquestando situaciones diplomáticas poco útiles como la llamada de su canciller Wang Yi a su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba, para decirle que “China está dispuesta a seguir desempeñando un papel constructivo a su manera”, cuando en realidad lo que se espera es una comunicación oficial de parte del Sr. Xi al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky ofreciéndose a negociar con Rusia un alto al fuego. Eso sí sería hacer algo por la paz y aún así ya estaría tarde; si China hubiera querido paz, hubiera levantado su potente voz antes o por lo menos de inmediato a la invasión rusa a Ucrania. 

El caso es que, a la fecha (7 de abril) se registran “3.893 bajas civiles en el contexto del ataque armado de Rusia contra Ucrania: 1.626 muertos, incluidos 132 niños; 2.267 heridos, incluidos 197 niños, en su mayoría causados por bombardeos y ataques aéreos; se estima que el número real sea más alto”, de acuerdo al último reporte en redes de @UNHumanRights. Demás está comentar lo cruel e injusto de este escenario, sobre todo cuando ya hay indicios de posibles crímenes de guerra y genocidio al haberse encontrado cuerpos de civiles esparcidos en las calles y en fosas comunes, situación que derivó en que este jueves 6 de abril la Asamblea General de Naciones Unidas vote en favor de suspender a Rusia de su Consejo de Derechos Humanos por las “violaciones y abusos graves y sistemáticos” cometidos durante la invasión rusa a Ucrania. Solo 24 países votaron en contra (93 a favor, 58 abstenciones); China y, entre otros, Bielorrusia, Siria, Cuba, Nicaragua votaron en contra. Por supuesto, ¿de qué otra manera podrían expresar mayor complicidad los autoritarismos del mundo? “Peligroso precedente” argumentan los funcionarios del Partido Comunista de China condenando que esta nueva sanción contra Rusia es una manera de “politizar la temática de los derechos humanos y tampoco usarla como herramienta de lucha”. 

La pregunta es con qué autoridad moral puede China opinar sobre “la temática”, si el tratamiento a los derechos humanos en ese país es de los peores del mundo…acoso, hostigamiento e intimidación, juicios injustos, censura, detenciones masivas y arbitrarias, tortura entre otros abusos son parte del repertorio constante de denuncias de activistas y abogados, quienes lamentablemente escuchan muy poco eco de sus demandas. 

Imposible que los intereses y las ambiciones del autoritarismo se concilien con la paz; como dice Taras Kuzio, el académico británico y experto en política entrevistado por la BBC, lo más probables es que “China está muy feliz. El declive de Rusia significa su ascenso. Ellos comparten una posición en contra de Occidente pero la diferencia entre los dos países es que China es una potencia en ascenso y Rusia es una potencia en declive. Y la diferencia también es que China tiene un ejército realmente fuerte. Rusia no”. 

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Silvia Mercado A.

Dr. en Historia del Pensamiento

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