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Libertad, templanza y la crisis en Ucrania

Robert A. Levy y Peter Goettler explican por qué una política exterior no intervencionista es consistente con un respaldo a la libertad y una oposición a la tiranía.

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Por: Robert A. Levy y Peter Goettler 

Junto con la promoción de la libertad alrededor del mundo, el Instituto Cato desde hace mucho a promovido una política exterior para EE.UU. de templanza. La guerra y unas mayores preocupaciones de seguridad nacional siempre y en todas partes han promovido el crecimiento del Estado. La intervención militar solo debería ser utilizada para contrarrestar verdaderas amenazas de seguridad para la nación, mientras que la templanza es crítica para mantener una sociedad libre en EE.UU. y para evitar líos extranjeros temerarios y costosos. Las intervenciones militares frecuentes por parte de EE.UU. en las últimas décadas han limitado la libertad en casa, mientras que miles de jóvenes estadounidenses miembros de las fuerzas armadas y grandes números de civiles extranjeros han pagado un precio terrible con sus cuerpos y vidas.

En consistencia con esta historia, conforme la crisis de Ucrania aumenta la posibilidad de una invasión militar rusa, los expertos del Instituto Cato han argumentado en contra de una intervención militar por parte de EE.UU. en cualquier conflicto en Ucrania. Dicho conflicto, mientras que trágico, no constituiría una amenaza de seguridad nacional para EE.UU.

Promover la moderación militar, por supuesto, no debilita nuestro respaldo a la libertad ni nuestra oposición a la tiranía en todas partes. El Instituto Cato reafirma su respaldo sólido a la libertad, los derechos humanos y la auto-determinación del pueblo de Ucrania —y de hecho de las personas en Rusia y alrededor del mundo. Cato desde hace mucho ha promovido estos ideales a nivel internacional, incluso a través del patrocinio de importantes conferencias en Kyev, Moscú y San Petersburgo desde principios de la década de 1990.

Algunos partidarios de la libertad han insistido que una política exterior no-intervencionista no puede ser reconciliada con las obligaciones de EE.UU. como una potencia mundial. Paradójicamente, esos mismos partidarios, quienes son con justa razón escépticos acerca de la eficacia del Estado en cuestiones domésticas, están ansiosos de adoptar un rol más expansivo del Estado en el extranjero, urgiendo respuestas militares para crisis que no amenazan la seguridad nacional de EE.UU. El resultado ha sido guerras imperiales, vidas de estadounidenses perdidas, recursos desperdiciados, y la erosión de las libertades civiles. Además, las intervenciones estadounidenses muchas veces han sido ineficaces o incluso contrarias a la seguridad, la estabilidad y la democracia. Esa no es una política exterior que un liberal pueda respaldar.

Como John Quincy Adams escribió de EE.UU. en 1821, “Donde sea que el estándar de libertad e Independencia haya sido o será desplegado, allí estarán su corazón, sus bendiciones y sus oraciones. Pero ella no va al extranjero, en busca de monstruos para destruir. Ella es la que le desea lo mejor a la libertad e independencia de todos. Ella es la campeona y vindicadora solo de la suya”.

*Este artículo fue publicado originalmente en elcato.org el 15 de febrero de 2022.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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