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Mirada Sur XCI: Fútbol y libertad, muertes variadas, negociación y Nobel tóxico

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  1. El mundial de fútbol y la libertad

La libertad no es la principal característica de los países islámicos. Y Qatar no es la excepción. A pesar de ser la sede del Campeonato Mundial de Fútbol FIFA, evento al cual acuden personas de todas las nacionalidades, etnias y religiones, y por ende donde la apertura y la tolerancia deberían primar sobre cualquier otra cuestión, el país anfitrión mantiene algunas de sus estrictas reglas de convivencia aún en los días de Copa. Y eso genera complicaciones y conflictos que se evitan viviendo en un regimen liberal.

La ley y la trampa. Todo hincha de fútbol que llega a un Mundial, sabe que, además de muchos goles, color y fiesta, su viaje tendrá abundante cerveza. La cerveza en los grandes eventos futbolísticos es la bebida por excelencia. Más aún si se tiene en cuenta que estos torneos suelen realizarse en verano, con altas temperaturas.  Dentro de ese contexto, 4 días antes de que comenzara a rodar la pelota, el consumo de cerveza en los estadios fue prohibido. Pero eso no fue capaz de desanimar a los hinchas. Al contrario, la prohibición motivó la creatividad. De la noche a la mañana aparecieron unas fundas de silicona que disfrazaron las latas de cerveza como inocentes gaseosas cola. Cabe señalara que la multa al consumo de alcohol en sitios prohibidos es de 800 dólares.

Por otro lado, los hinchas manifestaron su descontento ante esta medida. En el partido inaugural entre Ecuador y Qatar, los visitantes entonaron una clásica melodía de barra brava cuya letra repetía, una y otra vez el deseo de muchos: ¡queremos cerveza!

Pero no sólo la cerveza fue prohibida en los estadios. También, por considerar que se trata de un mensaje político, la FIFA impidió a algunos capitanes utilizar el brazalete con la bandera del arcoiris que representa a la comunidad LGTB. El arquero alemán Manuel Neuer, señaló que usar el brazalete “no es una declaración política, sino una a favor de los derechos humanos”. En Qatar, la homosexualidad está penada con cárcel y toda manifestación a favor no es otra cosa que una apología al delito. Algo que puede parecer insólito para quien vive en sociedades abiertas occidentales, pero que tampoco es tan ajeno. Esta misma semana en Venezuela, activistas LGBT realizaron fuertes protestas en reclamo de igualdad de derechos. En ese país, en pleno año 2022, el código de justicia militar penaliza la homosexualidad con hasta tres años de cárcel.

Peleas. ,Vivir en un regimen autoritario, donde la libertad se sacrifica en aras del “orden y la seguridad”, no evita algunos problemas. Y en esta Copa de Qatar,  las trompadas no faltaron en esta primera semana mundialista. Dos barras de hinchas, unos mexicanos, los otros argentinos, se cruzaron en una fan fest y ardió Doha. Videos que circularon por las redes sociales mostraron a los parciales de ambas selecciones enfrascados en una cinematográfica batalla campal. La policía no apareció para controlar a los revoltosos y la gresca terminó cuando todos se cansaron. El cruce había tenido un antecedente en la fiesta de inauguración del Mundial, en medio de la cual simpatizantes de los mismos países habían intercambiado insultos, cantos ofensivos y baños de cerveza. La duda es qué sucederá cuando ambos países se enfrenten en los próximos días en un partido que será definitorio para ambos.

2. Muere polémica activista argentina

Su foto, con el clásico pañuelo blanco en la cabeza, fue un emblema global de la lucha por los derechos humanos. Aunque su actividad política en los últimos años, sus discursos violentos y antidemocráticos, así como investigaciones por desvíos millonarios de fondos, la habían convertido en una caricatura de sí misma. Hablamos de Hebe de Bonafini, fundadora del grupo llamado Madres de Plaza de Mayo, que falleció el pasado domingo en Buenos Aires a los 93 años. “Queridísima Hebe, Madre de Plaza de Mayo, símbolo mundial de la lucha por los Derechos Humanos, orgullo de la Argentina. Dios te llamó el día de la Soberanía Nacional… no debe ser casualidad. Simplemente gracias y hasta siempre”, fue la reacción de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Su historia política comenzó en 1977, cuando su hijo Jorge, de 26 años y militante del Partido Comunista, fue secuestrado durante un operativo policial en la ciudad de La Plata. Allí empezó una peripecia en busca de su hijo desaparecido, en la cual coincidió con otros cientos de madres que tenían historias similares. De a poco se fueron organizando, y convocando más gente a marchar en la emblemática Plaza de Mayo de Buenos Aires. Y de allí tomaron el nombre con el que se hicieron conocidas en todo el mundo. Pero ese perfil de activista por los derechos humanos se vio empañado en las últimas décadas.

Primero por denuncias de corrupción y desvío de fondos de la organización que había fundado. Luego, por su apoyo férreo a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, con discursos de tono claramente antidemocrático y violento. Por ejemplo, cuando los atentados a las Torres Gemelas dijo que “Yo estaba con mi hija en Cuba y me alegré mucho cuando escuché la noticia. No voy a ser hipócrita con este tema: no me dolió para nada el atentado”. Cuando falleció el papa Juan Pablo II sostuvo que  “Nosotras deseamos que se queme vivo en el infierno. Es un cerdo. Aunque un sacerdote me dijo que el cerdo se come, y este Papa es incomible”. Y sobre el presidente colombiano Alvaro Uribe afirmó que “Estamos con los compañeros de las FARC, estamos con Chávez, estamos con nuestro presidente Néstor. Uribe es una mierda y un hijo de puta”.

La voz local. Para tener una mirada local de este personaje tan polémico, consultamos a Garret Edwards abogado y analista de la Fundación Libertad. “La muerte de Hebe de Bonafini vuelve a dividir a Argentina, o más bien vuelve a mostrar que es país dividido casi por  mitades, y con un medio bastante angosto. Fuera del país se la ha recordado por su rol encomiable en su origen de lucha contra la última dictadura, y de denuncia de las atrocidades de ese régimen. Pero luego del retorno de la democracia, y sobre todo a partir del 2013 con el auge del kirchnerismo, Bonafini fue tomando una posición cada vez más extrema. Incluso vinculándose con delincuentes como Schocklender, un parricida y corrupto con fondos destinados a vivienda. Una Hebe de Bonafini que llamó a aplicar pistolas taser contra la hija más pequeña del ex presidente Macri. Alguien que ha demostrado que se puede en algún momento de la vida luchar por las banderas correctas, y luego tirar todo eso por la borda. Una Hebe de Bonafini que será más recordada por sus exabruptos, por su vínculo con la delincuencia y la corrupción, que por el aporte que pudo haber hecho en los años de plomo de la dictadura”.

3. Stiglitz en Chile. La mirada tóxica 

Si usted es seguidor de Mirada Sur, conocerá bien una de nuestras obsesiones. Hablamos del impacto, generalmente dañoso, que generan algunas miradas externas sobre la realidad latinoamericana. Aquí se mezclan dos cosas. Por un lado, una tendencia bastante negativa que existe en nuestras sociedades en general, pero en las elites en particular, que hace que demos una trascendencia exagerada a cualquier opinión foránea sobre nuestra política. Tema para que analice algún antropólogo o sociólogo. El segundo ingrediente que alimenta este problema, es la tendencia de muchos analistas y académicos del primer mundo, a validar en nuestras costas cosas que nunca aceptarían en sus propios países. Este tipo de acción, como la que llevó a tantos periodistas europeos a tolerar a delirantes como Hugo Chávez o Fidel Castro como una especie de tara tropical inexorable, muestran un nivel de condescendencia… “patronizing” le dirían en inglés, que debería hacer hervir la sangre de cualquier latinoamericano de bien. Sin importar sus ideas políticas.

Pero eso no pasa. Y una muestra flagrante la exhibió nuestro amigo Axel Kaiser, fellow del Centro Atlas para América Latina, que en un reciente artículo para el Washington Examiner, se encaró duramente con el economista y premio Nobel, Joseph Stiglitz. Según nos cuenta Axel, Stiglitz visitó recientemente Chile, donde lanzó una furibunda diatriba contra otro premio Nobel como MIlton Friedman, acusándolo de manera falsa de haber sido una especie de consejero privilegiado del dictador Augusto Pinochet. Además dijo sentirse muy entusiasmado por estar en un país que, como ha dicho su presidente Gabriel Boric, será la “tumba del neoliberalismo”. Axel recuerda que Stiglitz ya he tenido espasmos de amor similares por procesos como el chavista en Venezuela, o con el kirchnerismo en Argentina. Jamás haciéndose cargo, eso sí, del impacto trágico que esos gobiernos han tenido sobre sus ciudadanos.

Axel recuerda en su artículo cuando Stiglitz visitó Cuba en 2002, y dijo estar “fascinado” de poder conocer a Fidel Castro, a la vez que elogiaba sin rubores el sistema de salud  y educación cubano, así como sus éxitos en lograr un sistema económico más igualitario. La gran pregunta que alguien podría hacer a gente como Stiglitz es si estaría dispuesto a tolerar en su país a un gobernante como Fidel Castro, que mande casi medio siglo sin llamar a elecciones jamás. O a alguien como Hugo Chávez, que se paseaba en su coche presidencial ordenando expropiaciones de bienes privados a su sola voluntad.

Eso sí, pagando generosas indemnizaciones con el dinero de su pueblo. La respuesta más probable sería que no. Que no aceptaría algo así en Estados Unidos, de la misma forma que Emmanuel Macron no toleraría en Francia a un político como Cristina Kirchner, o el español Pedro Sánchez condenaría a un abusador de menores y dictador como Daniel Ortega. ¿Por qué lo toleran en nuestros países? La única explicación es que nos consideran naciones de segunda, o con algún tipo de infantilismo por el cual necesitamos ese tipo de liderazgos contrarios a cualquier sentido republicano, para poder existir.

Hasta que los latinoamericanos no consideremos esos comentarios como insultos, (que es lo que son) en vez de elogios, estaremos condenados a este triste rol de furgón de cola, en el panorama político internacional.

4. Maduro y oposición retoman diálogo 

Tuvimos muchas dudas esta semana a la hora de escribir esta cuarta “pastilla” de Mirada Sur. Es que había muchos episodios ocurriendo a la vez, que podían justificar su inclusión en el resumen, aunque tampoco nos “llenaban el ojo”, como se dice en algunos países de la región. Por ejemplo, en las últimas horas presentó renuncia el primer ministro peruano, Aníbal Torres, lo cual forzará al presidente Castillo a un nuevo cambio de gabinete. Pero la verdad es que es tan permanente la crisis política peruana, que resulta difícil evaluar la gravedad de estas noticias, que en otros momentos serían titulares indiscutibles.

También esta semana, se agudizó el reclamo de seguidores del todavía presidente brasileño, Jair Bolsonaro, por supuestas irregularidades en el conteo electrónico de votos en las elecciones que perdió por estrecho margen con el izquierdista Lula da Silva. El Tribunal Supremo Electoral no sólo rechazó el recurso, sino que impuso una fuerte multa al partido de Bolsonaro por presentar un recurso que califica como con “mala fe”. ¿Es grave esto? ¿Qué tan significativas son las protestas que se viven todavía en las calles y rutas de Brasil en reclamo por irregularidades electorales? Después de la paliza que le dio Brasil a Serbia en el Mundial, nadie parece interesado en otra cosa por estas horas.

Negociación. Ante esta disyuntiva, apostamos por Venezuela. Es que esta semana se anunció que el gobierno dictatorial de Nicolás Maduro retomará las negociaciones con la oposición, que se habían suspendido unilateralmente por el gobierno tras la extradición hacia Estados Unidos del empresario colombiano Álex Saab, presunto testaferro de Nicolás Maduro. De manera sorpresiva, quien anunció este regreso a la mesa de dialogo fue el presidente colombiano Gustavo Petro, quien informó que gobierno y oposición se reunirán en breve en México, con la mediación del gobierno de Noruega.

El temario de las conversaciones apuntará principalmente a la solución de la crisis política, pero también a las elecciones presidenciales, la situación de cientos de presos políticos, las sanciones de Estados Unidos y las chances de que se forme un fondo de más de 3.000 millones de dólares para ayuda humanitaria auspiciado por la ONU. Se espera que de estos cónclaves surjan posibles fechas para celebrar los comicios en 2024, los cuales deberán contar con observadores internacionales que brinden transparencia. Ante esta noticia contactamos de inmediato a varios amigos y analistas en Caracas para que nos dieran “la voz local” ante la noticia. Pero la situación en ese país es tan compleja, que nuestros corresponsales habituales prefirieron no dar una opinión definitiva sobre el asunto. Aunque en mensajes “off the record” con varios amigos venezolanos, nos transmitieron que no creen que estas negociaciones lleven a nada concreto.

5. El adiós de un ícono arrepentido 

Tenía 79 años y la salud frágil. Estaba internado en un hospital de Madrid, aquejado por recurrentes infecciones renales derivadas de un trasplante que le realizaron en 2014. Allí, en la ciudad donde residía, falleció en la madrugada del martes 22 de noviembre.

Pablo Milanés fue un icónico trovador cubano nacido en 1943 en Bayamo, una localidad interior situada al sur de la isla de Cuba. A los 8 años se mudó a la Habana, donde realizó sus primeras apariciones cantando en programas de televisión, y dando comienzo así a una exitosa carrera de más de 7 décadas. Más adelante, siendo ya un joven cantautor, fundó, junto a otros referentes como Silvio Rodríguez y Noel Nicola, la Nueva Trova Cubana, corriente artística amiga e hija de la Revolución que le cantó a los asuntos políticos, sociales y filosóficos de la vida. El movimiento, que lo tuvo como principal figura, logró una enorme popularidad internacional en un momento histórico donde el pensamiento de izquierda, que adoptó varias de sus canciones como himnos por mostrar una faceta romántica del socialismo caribeño, se hacía fuerte entre la juventud.

¿Crítico u obsecuente? Desde 1992, Milanés ha mostrado una postura crítica hacia Fidel Castro. Calificó de “fracaso” a la Revolución y, en 2021, tras las protestas del llamado 11-J, publicó un manifiesto en el cual mostró su desacuerdo con el  régimen cubano y la manera en que había reprimido una manifestación popular y legítima.  Sin embargo, a Frank Zimmerman, cubano exiliado, Director del Centro Latinoamericano Federalismo y Libertad, no lo convencieron las palabras del trovador. Consultado por Mirada Sur, nos dijo: “Hizo ciertas críticas solapadas. Se distanció del régimen, pero cuando tuvo la oportunidad de hacer algo, cantando en su último concierto en Cuba, se dejó manipular y no hizo lo que debía. Se calló. Y al fin, nunca se arrepintió de haber sido utilizado como tentáculo ideológico de la maquinaria castrista. Fue muy cobarde, y aunque vivía en España, y desde allí hacia sus críticas, nunca fueron ni remotamente al nivel necesarias después de haberse dejado utilizar tantas décadas como soldado ideológico. Tuvo muchas oportunidades que no aprovechó”.

La mirada local. Para tener una visión más sobre el autor de Yolanda, llamamos al escritor cubano Vicente Echerri, quien nos envió estas palabras respecto a la muerte del trovador: “Cuando desaparece un hombre bueno y un artista inspirado (y Pablo Milanés fue ambas cosas) somos muchos los que nos sentimos disminuidos o empobrecidos, asaltados por una súbita sensación de orfandad. Para los cubanos de mi generación, y de las que nos siguen, él fue la voz que vino a reafirmar los temas eternos de la poesía (el amor, el tiempo, la muerte…) en medio del régimen político más brutal e ignominioso que ha padecido nuestra América. Independientemente de las concesiones que, en un tiempo, hubo de hacerle al despotismo, su voz es un canto de redención y de afirmación de las más nobles aspiraciones humanas: una lucecita en la larga noche que ensombrece a Cuba desde 1959”.


Nota publicada originalmente en Mirada Sur

Martín Aguirre, Director El País, Uruguay, y Advisory Council member, Center for Latin America
Rodrigo Caballero, editor

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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