Opinión

Chiquitos: resistiendo con alegría

Percy Añez Castedo

Humanista. Msc en administración de empresas

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Viajar a las misiones siempre es especial. Su paisaje pintoresco, su gente alegre y cariñosa dan como resultado un lugar verdaderamente único. Si bien, los mercachifles y los irracionales que queman bosques dañan irreparablemente la magia chiquitana, su esencia permanece fuerte y está dispuesta a resistir. 

La semana pasada una delegación de APAC (Asociación Pro Arte y Cultura), compuesta por el padre Piotr Nawrot, Ana Luisa Arce y mi persona, recorrió todas las misiones para hacer entrega de donaciones de la Iglesia polaca para las escuelas de música de San José, Robore, Santiago, San Rafael, Santa Ana, San Ignacio, Concepción, San Javier, Guarayos y Urubichá. 

El viaje sirvió, sobre todo, para tener un encuentro con las orquestas, luego de casi dos años de inactividad oficial. Era menester ver el nivel en el que se encontraban, dado que el ‘‘Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana 2022’’ está a la vuelta de la esquina y trae una sensación particularmente emocionante: hace dos años no se celebra a causa de la pandemia. 

Este encuentro fue más especial que cualquier otro, porque el parón forzado que hemos vivido ha sido un evento inédito y, claramente, muy peligroso para el nivel de las orquestas y la vida misma de estos grupos. Dificultades han sobrado; desde no poder reunirse a practicar, que es la esencia de cualquier buen resultado, hasta no poder realizar mantenimiento de los instrumentos o tener profesores sin sueldo por meses. 

Ni que hablar de las dificultades familiares y humanas: Erika (14), de San José, chelo en mano, me contó que toca ‘‘gracias a las ideas de su papá’’, quien ya no está a causa del covid. Sin embargo, con una sonrisa tierna -que puedo intuir detrás del barbijo por lo achinado de sus ojos-, dice que va seguir, porque ‘‘es lo que él más quería y ahora es lo que yo más quiero, en la música encuentro paz y eso me permite escapar un rato de los problemas’’. 

En efecto, los chiquitanos encontraron en la música, no solamente el disfrute de una pasión, sino también la posibilidad de enfrentar una dura realidad de mejor manera; la música les ha hecho conocidos en todo el mundo, les ha abierto las puertas a estudios profesionalizantes y, por ende, a otorgarles mejores días a sus familias y comunidades. 

Grata fue la sorpresa cuando vimos que el carácter chiquitano y su alma, amante de lo bello, fue mucho más fuerte que una terrible pandemia. El nivel no ha desaparecido y, sobre todo, ese espíritu alegre y entregado al arte está más vivo que nunca. Las clases virtuales y la disciplina individual, han contribuido a darnos una conmovedora lección de coraje y resiliencia. A pesar de las múltiples necesidades, los chicos estaban regalándonos esperanza; con grandes sonrisas, con entrega y con una pasión que no conoce la mezquindad y el pesimismo.

Si algo se puede aprender del carácter chiquitano, es su habilidad para pelear por lo propio sin recurrir a la violencia, sin vociferar, sin imponerse a la mala. Ellos comprenden que el amor es más fuerte y, tarde o temprano, termina prevaleciendo; también comprenden que la indiferencia hacia lo irrelevante puede ser más poderoso que cualquier ataque malintencionado. No por nada soportaron siglos de abandono, manteniendo su esencia y conservando el patrimonio que construyeron palmo a palmo con los misioneros. Y, por supuesto, no por nada, pudieron también contra esta pandemia. 

Esa tenacidad le ha regalado al mundo la posibilidad de deleitarse con música única; en lengua chiquitana, en latín, en castellano y, además, en entornos verdaderamente mágicos, como son las iglesias de la chiquitania. Esta gente merece todo nuestro apoyo, cariño y respeto, porque son pueblos valientes, de almas nobles y leales a valores universales. Resistir no es fácil y, hacerlo con alegría, al son de chelos y violines, es algo heroico. Larga vida a Chiquitos, pueblos de amor y de armonía, pueblos que no se cansan de proponernos una bella utopía posible. 

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Percy Añez Castedo

Humanista. Msc en administración de empresas

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