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¿Duelo de Titanes: Evo vs. David?

Pedro Portugal Mollinedo

De formación historiador, autor de ensayos y análisis sobre la realidad indígena en Bolivia, fundador del mensual digital Pukara

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Cuantos siguen la actualidad política están en vilo sobre cómo culminará el enfrentamiento al interior del MAS entre David Choquehuanca y Evo Morales. Es un verdadero Duelo de Titanes, si en política entendemos como titán a quien posee recursos de astucia, vigor o fuerza. 

Ciertamente, ninguno de ellos tiene una sólida reputación de ideólogo o estadista. Los alcances de Evo Morales en ese sentido se concentran en su superlativo olfato que tiene para reclutar q’aras que le reverencien y sean sus operantes. 

Recuerdo, hace años, antes del 2005, cuando acompañé a un amigo senador francés de un partido ecologista un día que Evo le dio audiencia, sentado él y detrás suyo, de pie, su “Estado Mayor”, criollos en su mayoría. En un momento dado, para ilustrar una de sus afirmaciones, pide se le proporcione determinado documento. Pánico, pues no está disponible. Ordena a su séquito buscar ese papel. Voluntarioso, uno de ellos corre cumplir ese mandado. En un universo político acostumbrado a que el indio sea el pongo, a un solitario observador externo esa inversión de roles no le pasa desapercibida …, mucho menos fue ignorada por la mayoría indígena y popular que le dio la victoria en las elecciones de ese año.

Evo ejecutó una especie de descolonización circunscrita a su espacio personal. Catarsis individual de un trauma colectivo que debía expresarse haciéndose amarrar los cordones de su zapato por sus edecanes y que, en asuntos de Estado, se trasluce en su famosa declaración: “Cuando los abogados me dicen es ilegal, yo le meto no más y les digo métanle no más, y después lo legalizan; para eso han estudiado”.

Vemos, pues, una simbiosis entre la persona indígena emergente y la inercia de la casta criolla que monopolizó el poder en Bolivia. En el caso de David Choquehuanca esa relación también se da, aun cuando en estructuras diferentes.

David Choquehuanca es otra solipsista balsa que surca porque el líquido elemento criollo que la rodea la sostiene y permite flotar. La relación entre el mundo criollo y la dirigencia indígena es diferente con Evo y con David, más por razones de temperamento que de ideología. David se encumbró por obra y gracia de ONGs, las cuales desarrollaron una nueva interpretación de lo indígena cuando las ideas deterministas del marxismo economista hicieron aguas y en circunstancias en que, en Bolivia, se opacaron operativamente quienes originaron ese discurso –los indianistas y kataristas−.

Cuando esas fantasías era ideología aceptable, David era el fetiche de progresistas criollos, liberales y socialistas confundidos. Los ritos “ancestrales”, los festejos del Fin del Mundo el 2021 en la Isla del Sol, el sexo de las piedras, la subordinación humana a los derechos de las hormigas y el reloj que marca la hora hacia atrás eran pruebas de una cosmovisión imposible criticar al ser epistémica prueba de la mística superioridad indígena.

Años de frustrados intentos de plasmar el pluriculturalismo en políticas públicas ha ocasionado el descrédito de esa opción. El discurso de David, antes atrayente, ahora es empalagoso. El descrédito del pachamamismo ha dejado sin alma a los sectores criollos que antes encumbraban a cualquier indígena que jugaba a ser un chamán político. La audiencia que tiene Choquehuanca en sectores indígenas obedece a contradicciones y expectativas sociales, económicas y a banales rivalidades al interior del MAS. Culturalmente, los indígenas en Bolivia adscriben a los valores religiosos cristianos o a las expectativas cientistas agnósticas: el dominio de la naturaleza mediante la tecnología, la comprensión del entorno a través de la ciencia y el ansia progreso material son ahora sus referencias ideológicas, Curiosamente, esos elementos están de más en más ausentes en la clase media criolla, embebida en las modas del relativismo, medio ambientalismo primario, animalismo y respeto a las diferencias sexuales.

Es difícil imaginar un David que en estas circunstancias pueda salir vencedor de un Goliat, por muy Evo que se llame. Hay un duelo de Titanes, en el sentido de que astucias y fuerzas podrán medirse. Pero la verdadera contienda al interior del MAS se dará –si llega a concretarse− entre Evos y Davides por un lado y, por otro, la nueva generación de Andrónicos, sean estos del Chapare, de los llanos o del altiplano… Y también, si esos dinosaurios llegaran a contraponerse a una tecnocracia eficiente, cuya primicia puede ser la actual administración de Luis Arce.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Pedro Portugal Mollinedo

De formación historiador, autor de ensayos y análisis sobre la realidad indígena en Bolivia, fundador del mensual digital Pukara

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