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El poder de la cultura en el ámbito empresarial

Roberto Ortiz Ortiz

Ingeniero comercial con experiencia en rubro financiero y de telecomunicaciones.

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“La cultura se desayuna a la estrategia” solía decir Peter Drucker, considerado padre de la administración moderna. Esta frase refleja la importancia de la cultura organizacional en el éxito de una empresa, ya que, si bien la estrategia es importante, si no está alineada con la cultura, es poco probable que tenga éxito.

En palabras muy sencillas, cultura organizacional, es lo que hacen los colaboradores cuando nadie los ve. Es decir, cómo se comportan, toman decisiones y trabajan juntos cuando nadie está supervisando. Esto es importante porque refleja los principios y valores reales de la empresa y cómo se aplican en la práctica diaria.

Un equipo de colaboradores que llegan siempre temprano, aunque no tengan que marcar o que ayudan voluntariamente a otras áreas de la empresa, aunque no sea su responsabilidad; denotan, por ejemplo, una cultura de ética, profesionalismo, trabajo colaborativo y compromiso con su trabajo.

Otra definición que me gusta mucho, es ver la cultura organizacional como el software (sistema) de una empresa, pues de nada sirve tener un buen hardware (infraestructura), si no contamos con un software que integre las piezas y las haga funcionar de manera correcta.

Google, por ejemplo, fomenta un ambiente de trabajo, diverso, colaborativo y abierto, donde los empleados pueden expresar sus ideas libremente y son alentados a ser innovadores. El resultado, una cantidad enorme de proyectos de vanguardia tecnológica que se adecúan perfectamente a su estrategia y valores.

Crear y mantener una cultura sólida no es algo fácil. Es importante que los líderes de la empresa establezcan una visión clara de los valores y principios, den el ejemplo y se aseguren que todos los colaboradores la entiendan y se comprometan con ella.

Para esto, es esencial asegurar que la estrategia esté ajustada a la cultura. Es decir, que los KPI (medidores de desempeño) y OKR (objetivos y resultados clave) sean claros, medibles, alcanzables, y sobre todo que no contradigan los valores y principios de la empresa.

Por ejemplo y volviendo al caso de Google, sería contraproducente que establezcan un KPI de productividad a expensas de la creatividad de sus colaboradores o definan un OKR que busque reducir un 30% de la inversión en investigación. Esto aniquilaría su cultura enfocada en valores de trabajo colaborativo e innovador.

El liderazgo debe ser entendido como la capacidad de construir confianza e inspiración para los demás. “Recursos humanos” es un concepto muy equivocado; los colaboradores deben ser liderados y guiados en lugar de ser administrados como simples recursos. Así fortalecemos la cultura y motivamos al equipo, creando un sentido de propósito y pertenencia que asegura un trabajo enfocado a objetivos.

En conclusión, la cultura organizacional es un elemento clave para el éxito de una empresa. Es importante que la cultura promueva los valores y prácticas deseadas, y que los indicadores de desempeño y el liderazgo estén alineados a esa cultura para motivar a los colaboradores y finalmente conseguir la armonía y rendimiento deseado.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Roberto Ortiz Ortiz

Ingeniero comercial con experiencia en rubro financiero y de telecomunicaciones.

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