Opinión

Expansión de la coca en La Paz

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El informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito trajo noticias preocupantes para el departamento de La Paz por la expansión de la hoja de coca en los Yungas y provincias del norte paceño en 2020, y la probabilidad de que los operativos de erradicación de cocales excedentarios se focalicen en la región donde la tensión entre los cocaleros y el gobierno es una olla a presión a punto de estallar.

Mientras el líder de los cocaleros Armin Lluta esperaba este martes en la mañana que se inicie su audiencia judicial que finalmente fue postergada para la próxima semana, en la Cancillería del Estado, el representante de la Onudc, Thierry Rostan, daba cuenta del informe anual sobre cultivos de hoja de coca en Bolivia, con especial énfasis en el crecimiento de plantaciones en el departamento de La Paz.

“El cultivo de coca está en franca expansión y llegó a un punto en el que no se puede delimitar los cultivos de producción; de continuar esta tendencia, deberá dejarse de lado esta clasificación y realizar el análisis por departamento”, sostuvo el funcionario internacional. Si bien la superficie cultivada a nivel nacional en 2020 creció de 25.000 a 29.400 hectáreas, el 64% de las nuevas 4.400 hectáreas están en el departamento paceño

Los datos son claros: entre 2019 y 2020 se incrementaron 2.006 hectáreas de cocales en los Yungas y en el norte de La Paz subieron 42, haciendo un total de 2.048 nuevas hectáreas. Eso quiere decir que la superficie subió de 16.764 a 18.812 hectáreas en el departamento donde los cocaleros reclaman un trato privilegiado del gobierno a sus pares chapareños.

Según la Ley General de la Hoja de Coca de marzo de 2017 las hectáreas autorizadas en La Paz son de hasta 14.300, lo que significa que habrían 4.512 hectáreas excedentarias acumuladas que deben ser erradicadas por los propios cocaleros o por fuerzas combinadas que además del machete llevan violaciones a los derechos humanos, detenciones injustas, destrucción de familias y otras crueldades.

El gobierno, que ha estado buscando la forma de anular la resistencia cocalera de La Paz con la apertura de un nuevo centro de acopio de la hoja tradicional, al margen de lo que establece la Ley, e impulsa elecciones en Adepcoca para tomar esa institución como lo hizo con la Central Indígena del Oriente Boliviano (Cidob) y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyo (Conamaq), puede frotarse las manos porque ahora tiene la excusa perfecta para arremeter.

Volvamos a los datos de la Unodc. El mayor incremento de cultivos está en la provincia Sud Yungas con 1.560 hectáreas. Esa provincia abarca entre otros municipios con presencia de cocales a La Asunta, principal trinchera de los cocaleros yungueños. Las provincias Nor Yungas e Inquisivi también registraron incrementos de 215 y 199 hectáreas, respectivamente.

En el norte de La Paz, la provincia Franz Tamayo tuvo el mayor aumento con 55 hectáreas; la provincia Bautista Saavedra subió en 10 hectáreas; y la provincia Abel Iturralde registró un incremento de cinco hectáreas. Paradójicamente, la provincia Caranavi, la tierra sin ley y bajo control político del MAS, registró una reducción de 23 hectáreas, según el monitoreo satelital de 2020.

¿Qué pasó en el otrora reino de los cocales del país? Según la Onudc, en el trópico cochabambino los cultivos aumentaron en 1.837 hectáreas respecto a 2019. “Los mayores incrementos fueron registrados en las provincias Carrasco y Chapare, con 807 y 648 hectáreas respectivamente. En la provincia Ayopaya se registró una disminución de 32 hectáreas para el monitoreo 2020”, explicó Rostan en la presentación del informe.

El gobierno enfocará gran parte de las tareas de erradicación en el departamento de La Paz, particularmente en los Yungas, ya que otro dato proporcionado por la Onudc es que en 2020 la superficie erradicada es la menor desde que esa oficina de Naciones Unidas realiza el monitoreo en Bolivia. Ese dato será un buen argumento para que las autoridades del Ministerio de Gobierno concentren la racionalización y la erradicación en el territorio de los cocaleros considerados a estas alturas enemigos del denominado proceso de cambio.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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