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Los retos paraguayos

José Rafael Vilar

Analista y consultor político

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El pasado domingo 30 de abril, los paraguayos fueron a elegir presidente, gobernadores, congresistas y juntas departamentales.

Aunque las 13 listas (candidaturas) presidenciales y muchas más para elecciones regionales podrían amedrentar a los electores, en realidad se repetía la disputa histórica entre el PRLA con Efraín Alegre Sasiain compitiendo por tercera vez en un frente que combinaba izquierda con derecha —la Concertación Para un Nuevo Paraguay— y la Asociación Nacional Republicana-Partido Colorado con Santiago Peña Palacios ahora de candidato (en 2013 perdió la interna de su partido).

Las encuestas fluctuaron entre ambos pero las últimas daban un práctico empate entre ambas organizaciones con, a distancia, Cruzada Nacional, un partido surgido en 2018 que atrajo a los descontentos con el sistema político y liderado por el exsenador (suspendido antes del año por altercados físicos con otros senadores) Paraguayo (Payo) Cubas —declarado admirador del presidente Bukele y que aboga por la pena de muerte para corrupción.

Pero las encuestas equivocaron la foto final. En una elección con el 63,2% de participación (97,3% votos válidos), los Colorados obtuvieron la Presidencia con el 42,7% de los votos, 15 de las 17 gobernaciones (dos más que en 2018), 23 senadores (51%) y 49 diputaciones (61%), dejando la Concertación muy lejos de pronósticos con el 25,5% de votos y dos Gobernaciones, 13 senadores (nueve menos) y 23 diputaciones (siete menos); dentro de la Concertación, la más afectada fue la izquierda del Frente Guasú que perdió cinco de sus seis senadores (entre ellos el expresidente Lugo). Pero el fenómeno fue Cubas y su Cruzada Nacional, que obtuvieron el 22,9% de votos (a menos del 3% del segundo), cinco senadores y cuatro diputados.

La fiabilidad de las elecciones fue reconocida por la Misión de Observación de la OEA pero Cubas llamó sus seguidores a protestar por lo que denominó “un fraude manifiesto” (estadísticamente difícil por la diferencia entre el primero y los dos siguientes), a la que se sumó después Alegre, provocándose protestas y algunos desmanes. El Tribunal Electoral manifestó su disponibilidad de recibir y procesar denuncias aunque también descartó posibilidad de fraude.

Haciendo un poco de historia y contexto, el actual Partido Colorado —de derecha— ha gobernado entre 1948 a 2008 y de 2013 a 2023, lo que da 70 años ejerciendo el Poder, pero si se le suman los 18 años que el Partido Colorado original gobernó entre 1886 a 1904, alcanza 88 años y desbanca al PRI mexicano de ser el Partido más longevo en el Poder en Latinoamérica con sus 76 años (1930-2000 y 2012-2018). Aunque los Partidos Conservador y Liberal de Colombia son más antiguos en su fundación, no han acumulado tantos años individualmente.

Paraguay tuvo en 2021 un PIB PPA (a precios internacionales actuales) de USD 100,81 mil millones (Bolivia tuvo USD 106,86 MM con casi el doble de población) y este año debe liderar el crecimiento regional con el 4,8-5,2% (Banco Mundial); su déficit es del 2,3% del presupuesto, la inflación proyectada del 5,3% y la deuda pública del 37,5% del PIB (datos Banco Mundial).

El gobierno de Peña tiene varios importantes retos. En lo económico mantener el ritmo de crecimiento, aprovechando las coyunturas internacionales y concluir su parte de la vía interoceánica Brasil-Paraguay-Argentina-Chile. En lo social reducir la desigualdad (GINI 0,423 en 2020) y la pobreza —que en 2022 la total estuvo en el 24,7% y la extrema en el 5,6%—, reducir la corrupción (su IPC 2022 ocupó el lugar 137 de 180 países) y mejorar sus índices de desarrollo humano (lugar 105 en 2021) y de felicidad (lugar 66 de 137 en 2022). En política interna, está mejor posicionado que su antecesor —de un sector partidario distinto al de Peña— aunque las tensiones entre las diversas tendencias coloradas pueden crear algunas dificultades.

Lo más complicado para el gobierno de Peña va a estar a nivel internacional. En el tema MERCOSUR, debe mantener el equilibrio con los dos principales socios —Argentina y Brasil— y apoyarse en Uruguay, el más autónomo de los cuatro, considerando que Brasil se movió este año a la centroizquierda-izquierda y Argentina, también este año, posiblemente se mueva a la centroderecha liberal. Más difícil puede ser el equilibrio con EEUU, ya sea por el tema de su mentor Cartes —signado de “muy corrupto” por EEUU— y por su anunciada flexibilización con Venezuela —retomando relaciones y reconociendo la presidencia de Maduro.

En lograr los equilibrios estará su éxito.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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José Rafael Vilar

Analista y consultor político

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