OpiniónInternacional

Lula permite pesca ilegal de barcos chinos en aguas cercanas a Brasil

Lula da Silva volvió a la Presidencia de Brasil con un discurso ambientalista, pero parece mirar para otro lado ante una realidad como la pesca indiscriminada por parte de una inmensa flota financiada por el régimen chino que asedia las costas de casi todos los países de Sudamérica. La isla de Marajó, en el norteño estado de Pará, es hasta el momento la zona brasileña más afectada, según ha denunciado su alcalde

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Por Oriana Rivas1

Cuando hacía campaña para la presidencia de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva se encargó de prometer que bajo su gestión el país entraría en una nueva fase de cuidado medioambiental. Se comprometió a reducir la deforestación del Amazonas y aplicar nuevas políticas para mitigar el cambio climático. Siendo presidente ha dicho que Brasil está “haciendo su parte”, pero su afirmación está lejos de la realidad.

En un nuevo capítulo de depredación de recursos naturales aparecen reportes sobre barcos chinos arrasando con distintas especies en aguas cercanas a la costa brasileñas, específicamente en la isla de Marajó, en el norteño estado de Pará, el segundo más grande de la Amazonía. El escenario empeora cuando denuncias locales aseguran que desde el Palacio de Planalto saben lo que está pasando, pero no hacen nada para contrarrestarlo.

La pesca indiscriminada está ampliamente registrada. La flota financiada por el régimen comunista chino recorre desde el Atlántico hasta el Pacífico sur para rodear las costas de Chile, Ecuador, Perú, Argentina y Uruguay. No solo se trata de un tema de depredación marina, sino también de las consecuencias para las economías locales que dependen de la pesca, ante la violación de la soberanía por la posible entrada ilegal de los buques en las 200 millas de las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE), en muchos casos aprovechando el silencio cómplice de gobiernos aliados endeudados con China.

“El Gobierno sabe lo que pasa”

Los barcos chinos “se están acercando cada vez más a la productiva región amazónica, con la intención de extraer más y más especies”, asegura un reporte de Infobae. De acuerdo con declaraciones de Carlos Augusto Gouvêa, alcalde de Marajó, estos pescan con la técnica de arrastre. Como consecuencia, a los pequeños barcos brasileños no les queda otra que “acercarse a negociar para conseguir de forma ilegal algunos de esos ejemplares para poder hacer frente a la demanda local y revenderlos en ese mercado”.

El alcalde de la isla asegura que “el Gobierno sabe que esto está pasando”. Sin embargo, no hay cifras, declaraciones ni algún tipo de información oficial. Posiblemente, la negligencia obedezca a intereses incluidos en la Ruta de la Seda tejida desde Pekín para ganar influencia en países en desarrollo y garantizar el expansionismo del régimen chino, como advierten expertos. Dicha complicidad termina saliendo cara en términos de soberanía, economía y ambiente.

La isla en cuestión limita con el océano Atlántico por el noreste, aún así está rodeada de ríos de agua dulce en la mayor parte de sus confines. Aquí es donde se obtienen la mayoría de los peces y mariscos que componen la variada gastronomía de la región, apunta el reporte del portal argentino. De ahí que los barcos chinos se estén acercando cada vez más a las costas de Brasil.

Complicidad de Lula con Xi

El gobierno local, las autoridades de Pará y el municipio de Marajó realizan esfuerzos para desarrollar una bioeconomía sustentable, pero parece ser insuficiente ante la enorme flota china que navega en alta mar durante meses. De 140 embarcaciones monitoreadas por la C4ADS a inicios de este año, 133 (95 %) pertenecen a China, cuatro (3 %) a Taiwán y tres (2%) a Corea del Sur.

Lula da Silva probablemente esté al tanto de lo que ocurre, como alerta el alcalde de Marajó, aunque las alianzas con Xi Jinping parecen ser más importantes. De hecho, durante un viaje al gigante asiático en abril pasado, el mandatario socialista no tuvo reparos en aseverar que Brasil “quiere que la relación con China trascienda más allá de lo comercial”. En ese momento, llamó “viejo amigo” al dictador chino y se deshizo en elogios mientras en el país que gobierna aumenta el riesgo de un colapso ambiental y comercial en sus costas, así como también en las de sus vecinos de la región.


1Periodista venezolana radicada en Buenos Aires. Investigación para las fuentes de política y economía. Especialista en plataformas digitales y redes sociales.

*Este artículo fue publicado en panampost.com el 01 de agosto de 2023

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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