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No conocer cómo se produce alimentos deriva en falacias groseras

Cecilia González P.

Biotecnóloga - Divulgadora científica

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Quizás le llegó por Whatsapp un video recortado de una entrevista a una bióloga que actualmente funge con un cargo de dirección en la ABT con unas declaraciones desconcertantes sobre la producción agrícola en Santa Cruz.

Hace 10 años atrás, yo tampoco conocía cómo era la producción de alimentos en Santa Cruz. A raíz de mi trabajo como reguladora de organismos genéticamente modificados (OGM) hace algunos años, me tocó educarme en este aspecto al salir a capacitar a pequeños productores sobre el tema de gestión y temas relacionados a la bioseguridad de OGM.

La primera sorpresa que me llevé, fue ver pueblos activos, con gente, con actividad económica y no postrados en el olvido y la desolación, como sucede con varios pueblos que quedan en la región andina de Bolivia. A lo largo de los años, en la ruta hacia la Isla del Sol, cada vez hay menos producción de alimentos. Eso sí, la mancha urbana de El Alto sigue creciendo, sin árboles y sin orden.

Luego constaté que 5 hectáreas es un pedazo chico para los productores de tierras bajas. Es más, los pequeños productores, en general, aspiran a dejar de ser pequeños y piensan que pueden en algún momento volverse medianos o grandes. No sorprende ver muchos productores provenientes de Potosí, Oruro, Chuquisaca, La Paz y que han prosperado en Santa Cruz gracias a la producción agrícola. Me tocó conocer a una gran empresaria que contaba con un poco más de 3 mil hectáreas en total, distribuidas en 3 municipios. Esta señora es de Sacaba en Cochabamba y gracias a esta agro-empresa, logró sacar adelante a hijos y hasta nietos.

Le pregunté si toda la superficie a nombre suyo estaba en producción. Su respuesta sencilla y clara fue que NO. Ella me relató cómo estaba al tanto que no puede sembrar de punta a punta ya que debe cumplir con la norma y dejar barreras de árboles (contra los ventarrones que soplan en esas zonas) y que además, comprendía que estas cortinas de árboles también les ayudan a proteger sus suelos. Ella comprendía muy bien la importancia de cuidar los ríos e incluso protestaba por la manera torpe en como se venían desarrollando las urbanizaciones en la mancha urbana de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

Esta agroempresaria nunca culminó la secundaria. Sin embargo, comprendía mucho más que profesionales o planificadores urbanos. Me comentó qué sembraba, cómo era la rotación de sus cultivos y las frustraciones de a veces tener limitados caminos o silos para el almacenamiento de granos. También reconocía, como los nuevos inmigrantes no tienen el conocimiento que ella adquirió con los años y a veces, no hacen caso a recomendaciones para mejor cuidado de sus terrenos.

Pero en la declaración de la bióloga de la ABT, algo que me dejó en total perplejidad es aquello de que usan agua subterránea para riego. En 5 años de estar visitando a productores, aprendiendo también de ellos, no llegué a ver un cultivo con este tipo de riego. Nuevamente pesa mucho el entender tamaños y costos. Si el pequeño o mediano productor, quisiera sacar agua subterránea y utilizarla para riego, le saldría menos caro vender su alma al diablo. Hablar e inventar fábulas es gratis. Los cultivos en Santa Cruz, salvo algunos que producen hortalizas (incluya los orgánicos), se riegan con agua de la lluvia.

Supongo que a estos románticos, el modelo de producción de coca en los Yungas de La Paz, se les hace una maravilla. En los Yungas ya existen pueblos fantasmas, abandonados porque se acabaron el agua con el cultivo de la hoja sagrada. Los Yungas son precisamente clave en  la recarga acuífera, que impacta hasta ecosistemas en oriente. No será que el día de mañana, las nuevas generaciones preguntarán a estos voceros ¿qué hicieron por los Yungas? O ¿por qué repudiaron tanto el uso de la ciencia y tecnología para buscar mejores maneras de producir alimentos? Hay que mejorar las prácticas humanas y entender en campo antes de lanzar tanta falacia.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Cecilia González P.

Biotecnóloga - Divulgadora científica

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