OpiniónEconomía

Ya estamos preparados para el camino largo

Carlos Hugo Molina

Abogado con especialidad en Derecho Constitucional y Administrativo por la UNAM

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Santa Cruz creció planificando con gente que dejó escuela, José Ortiz Mercado, Omar Chávez Ortiz, Rolando Aguilera Parejas, Sergio Antelo, Ulrich Reye, Mario Foianini, Dante Pavisich, Lulo Terrazas, que ya no están.

Hoy, unen experiencia a la innovación, Fernando Prado, Oscar Serrate, Roberto Barbery, Norah Soruco, Melby Vargas, Carlos Dabdoub.

En el CEPAD, nos unimos estudiando el desarrollo de Bolivia y la migración; 5 censos y 25 ciudades intermedias investigadas, nos muestran que el 60% de la población tiene menos de 30 años, el 80% de la población ya vivimos en ciudades, somos muy pocos en un territorio extenso y con reducido mercado interno, y por eso, sólo nos queda producir y exportar; debemos hacer nuestro el uso de la inteligencia artificial y la conectividad, y, ya somos una clase media mayoritaria y urbana, no dependiente de la función pública, que prefiere producir, brindar servicios y consumir, dignamente.

Con esas condiciones existentes en Santa Cruz, afirmo que ha llegado el momento de Andrés Ibáñez, con su solidaridad y un Estado con gestión territorial más justa, el Memorándum de 1904, el espíritu de las mutuales y cooperativas, la responsabilidad sostenible y productiva de la economía, y el mandato de Don Noel, que, sin equilibrio ambiental, esto no funciona. Si en estas palabras se escucha Federalismo, digo sí, con una Paradoja, no es Santa Cruz quien debe proponerlo en este momento. Es necesario que Chuquisaca, Oruro, Potosí, Beni y Pando defiendan el desarrollo que necesitan, exigiendo justicia; si no, seguiremos protestando frente a oídos sordos y cerebros que adolecen de oxígeno suficiente.

En el oriente, sabemos que somos grandes sin soberbia, por nuestra cultura viva, la que fortalece nuestra consciencia regional, nacional y universal gracias a la partitura barroca, criolla, indígena y mestiza. Desde 2/3 del territorio, Mojos, Chiquitos, Kandire, los valles, las tierras de Enín, Grigotá, la amazonía y el pantanal, sumados a los Andes, somos el territorio de este país.

Como la migración continuará, los que vivimos en tierras bajas debemos seguir sembrando el PLUS, a 30 grados de calor, 80% de humedad y con respeto a las personas, al agua y a los árboles. No podemos fallar, se juega la Bolivia diversa y tolerante en la que nos da la gana de seguir viviendo. La economía, de Potosí pasó a Charcas, a La Paz y ahora está en Santa Cruz. La diferencia de los procesos anteriores, es que hoy luchamos por solidaridad y producción para todos, no por la sede de los poderes, que, sin discusión, seguirán en Sucre y La Paz.

La Asamblea Legislativa Departamental, como espacio plural, debe persistir en su afán de ser el instrumento de la autonomía plena, del debate, la reconciliación concertada y madura de las diferencias. Santa Cruz lo espera. Bolivia lo necesita.

En la década de los 80, Charles Suárez, con una generación de sentipensantes compuso el taquirari Jenecherú, que se convirtió en consigna: “Vemos crecer nuestro andar/ con el calor de tu voz/ con las manos generosas, tu sonrisa libre y tu entrega total/no estamos solos ya ves, pues somos un pueblo y tu/ seguiremos adelante, América crece desde Santa Cruz”

Qué hermoso, ¡América crece desde Santa Cruz!

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Carlos Hugo Molina

Abogado con especialidad en Derecho Constitucional y Administrativo por la UNAM

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