Un editorial y una columna de opinión reflexionan sobre dedos, responsabilidades, acusaciones y envidias
Página Siete y el periodista Juan José Toro escribieron sobre lo más comentado en los últimos días.
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Página Siete – Un dedo en la hamburguesa
Lo ocurrido esta semana en Santa Cruz con la denuncia pública del hallazgo de restos de un dedo humano en una hamburguesa dio mucho qué hablar y el editorial de este viernes de Página Siete evalúa las tres implicaciones que tuvo este desafortunado caso. “Cuando se generó la noticia en Santa Cruz, parecía una fake más, de las muchas que circulan por las redes sociales, pero pronto todo quedó confirmado”, rememora el editorial y pasa a analizar cada uno de los tres alcances.
“La primera y más importante es que un trabajador perdió dos dedos en un grave accidente mientras cortaba carne. Uno de esos dedos fue a parar a la hamburguesa de una cliente y el otro simplemente desapareció”, afirma Página Siete que cuestiona el que no se haya paralizado de inmediato el proceso de elaboración de las hamburguesas y la falta de seguridad industrial porque el gobierno estableció antecedentes similares en la empresa de comida rápida.
Las otras dos implicancias tienen que ver con la clienta, “que pese a haber sido otra víctima en esta historia, no recibió un trato empático hasta que la crisis se volvió nacional” y con la reacción de las autoridades locales y departamentales que “en vez de cumplir con su rol de garantes de la seguridad y la salud de sus ciudadanos, salieron en defensa de la empresa como ocurrió con el gobernador Luis Fernando Camacho o se lo tomaron a broma como el alcalde Johnny Fernández”. El editorial finaliza destacando el esfuerzo de la empresa afectada en su crecimiento y generación de empleos, pero reclama seguridad industrial para sus empleados y protocolos de crisis para atender de mejor manera a los clientes.
Juan José Toro – Dedos acusadores
El periodista y articulista combina en su último texto de opinión el caso de los restos de un dedo humano en una hamburguesa con los dedos acusadores y de típico egoísmo boliviano a la faceta artística de Anabel Angus. En el primer caso, Toro sostiene: “Hay que defender a la iniciativa privada. Es cierto. Pero todo tiene límites” y en el segundo: “Y el fondo de todo es, como lo sabemos íntimamente, la envidia”.
Sobre el acontecimiento que todo el país comentó en la semana, la hamburguesa con restos de dedo humano, el periodista considera que no fue malo que la primera reacción fuera la de solidaridad con la empresa que se vio involucrada porque es una muestra de la constancia y de la creación de empleos, pero al mismo tiempo sostiene que “tampoco se puede admitir que, fortuito o no, un negocio te haya entregado comida sin garantías de higiene y bioseguridad. Por menos de eso, restaurantes de Estados Unidos y Europa son clausurados definitivamente, además de pagar una fuerte multa o someterse, si corresponde, a los procesos penales derivados de un atentado a la salud pública”.
Y luego marca la reacción contradictoria con otra iniciativa privada, esta vez con el estreno artístico de la presentadora de televisión, quien recibió muchas y duras críticas por la canción y el video que presentó hace algunos días. “Los antecedentes que giran en torno a Anabel Angus tienen que ver con esa mala costumbre que tenemos los bolivianos de reprochar los intentos de avanzar rápido que suelen asumir muchas personas. Tenemos que admitir que nos cuesta lidiar con el éxito de la vecina o el vecino y, por lo tanto, si tenemos la oportunidad de destruirlos, lo hacemos sin medir consecuencias”. Y por todo lo anotado en este segundo caso, Toro lanza la siguiente sentencia: “Debido a esa actitud mezquina, los bolivianos no alcanzamos los niveles internacionales de nuestros vecinos. No tenemos deportistas, escritores, pintores o escultores de fama internacional”.