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Muere Xavier Albó, el sacerdote jesuita y antropólogo que se hizo revolucionario en Bolivia

Falleció este viernes en Cochabamba a los 88 años.

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A sus 88 años, este viernes falleció Xavier Albó, sacerdote jesuita y reconocido antropólogo y lingüista. Un accidente cerebrovascular hemorrágico le quitó la vida, según el reporte oficial de la Iglesia católica.

Xavier Albó decidió hacerse jesuita en septiembre de 1951, pocos meses después, fue destinado a Bolivia para fundar un noviciado en Cochabamba. Llegó a sus 17 años, en medio de la efervescencia popular de la Revolución de 1952, “el país, como yo mismo, volvíamos a nacer”, según un recuento realizado por la periodista Zulema Alanes de Cabildeo Digital.

Xavier Albó nació el 4 de noviembre de 1934 en La Garriga (Catalunya, España) y a sus 16 años, un 27 de septiembre de 1951, ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús. A los pocos meses, en enero de 1952, junto a otros nueve novicios jesuitas, fue destinado a Bolivia.

Realizó estudios en Humanidades en Cochabamba (1952 a 1954) y en la Universidad Católica del Ecuador, Quito (1953 a 1954). Licenciado en Teología, de la Facultad Borja, Barcelona (1961) y de la Loyola University, Chicago (1964); y Doctor en Filosofía de la Universidad Católica del Ecuador, Quito (1958) y Doctor en Lingüística de la Universidad de Cornell, Nueva York (1966 a 1970).

Se desempeñó como miembro del Consejo Académico de la Maestría en Antropología de la Universidad La Cordillera y del Doctorado en Desarrollo del CIDES de la Universidad Mayor de San Andrés. En 1995 fue Coordinador latinoamericano de jesuitas en áreas indígenas y miembro de la Academia Boliviana de Historia Eclesiástica.

En 1971, cofundó con Luis Alegre el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), del que fue el primer director hasta 1976 y, hasta la fecha, como investigador antropólogo, miembro del equipo de la Unidad de Acción Política (UAP), en la Oficina General. Entre 1978 y 1994 fue miembro del Consejo Nacional de Planificación (CONAP), y fundador y miembro del directorio del Programa Nina, entre otras membresías.

Junto con el profesor Félix Layme recibió el año 1998 el Premio Internacional Hiroshima por la Paz, que otorga la fundación sueca del mismo nombre.

Albó fue políglota. Además del catalán y el español, domina el francés y el inglés; también estudió latín en el seminario jesuita y, en Bolivia, el quechua y el aymara.

Pasó sus últimas horas en la comunidad de La Esperanza de la Compañía de Jesús de Cochabamba. Se encontraba con estado crítico y con pronóstico reservado, luego que fuera hospitalizado de emergencia en la clínica Los Ángeles.

Su deceso se produjo a las 10:00 de este viernes. Desde hace ya varios años él tenía un meningioma (tumor primario del sistema nervioso central) en el cerebro del que fue operado en dos oportunidades.

“La Compañía de Jesús en Bolivia desea comunicar que el padre Xavier Albó ha partido a la casa del Dios Padre/Madre y recibe de él abrazo amoroso. Damos gracias por la vida compartida con nuestro compañero”, difundieron los jesuitas de Bolivia.

A nivel internacional ha sido destacado por promover la diversidad lingüística y de la educación multilingüe en diversas comunidades indígenas de Bolivia.

Doctor en Lingüística y Antropología por la universidad de Cornell, Nueva York; licenciado en Teología de la Facultad Borja, Barcelona y de la Loyola University, Chicago. Doctor en Filosofía por la Universidad Católica del Ecuador, Quito. Realizó estudios en Humanidades en Cochabamba y luego en la Universidad Católica del Ecuador, Quito.

En 2016 recibió la máxima distinción del Estado boliviano, el ‘Cóndor de los Andes’, por su permanente dedicación a favor de las comunidades indígenas, así como por su labor emprendida en relación a la democracia y los derechos humanos.

La fecunda producción académica de Xavier Albó suma más de un centenar de títulos, un patrimonio que legó a la Biblioteca de la Fundación Xavier Albó.

En sus relatos biográficos, mencionó la muerte de Luis Espinal y la huelga de hambre de las mujeres mineras como los dos hechos que marcaron su vida.

Dejó sentado su “arrepentimiento” por no haber asistido al entierro del padre Luis Espinal, porque estaba en Caranavi, consultó si era urgente su retorno y se quedó cuando le dijeron que no. “Lamento mucho, fue mi metedura de pata”, cuenta.

Mencionó la huelga de hambre junto a Espinal y a Domitila Chungara que forzó la salida de la presidencia de Hugo Banzer Suárez y posibilitó el retorno a la democracia. “La huelga de hambre con las mujeres mineras me marcó muchísimo, eso me marcó muchísimo. Yo creo que es la principal experiencia que he tenido en toda mi existencia aquí en Bolivia”, afirmó Albó.


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