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A dos años del 11-J y la rebelión de la cultura cubana

Emilio Martinez

Escritor y analista político

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Aunque las disidencias en la cultura contra el autoritarismo del régimen cubano se han dado desde los años ’60 y ’70, siendo algunos de los casos más emblemáticos los de los escritores Heberto Padilla y Guillermo Cabrera Infante, desde la década de los ’90 la dictadura comenzó a perder gran parte de su aparato cultural, su poder blando, quedando cada vez más reducida al mero ejercicio del poder duro de carácter represivo.

Un ejemplo de esa pérdida del aparato cultural fue la disidencia del músico Pablo Milanés, fallecido en noviembre de 2022, quien después de haber sido uno de los principales “trovadores de la revolución” rompió con el régimen desde 1992 y, desde el exterior, cuestionó en reiteradas ocasiones al sistema de partido único imperante en la isla.

A la par de este proceso de vaciamiento del soft power oficial, se dio la emergencia de recientes generaciones de artistas críticos, que a través de nuevos lenguajes y estéticas (que van desde el rap y el hip hop hasta el arte performático) han logrado interpretar el malestar social de amplios sectores de la población e interpelar a la burocracia gobernante.

Ese malestar social hizo eclosión en las manifestaciones masivas contra la dictadura del 11 de julio del 2021 (11-J), cuando miles de personas salieron a las calles en toda Cuba para demandar libertad y mejores condiciones de vida. El régimen respondió con más de 1.800 detenciones y con procesos judiciales que sentenciaron a más de 700 personas, incluyendo condenas draconianas de hasta 25 años de cárcel por “sedición” y “desorden público”.

Esto afectó a artistas contestatarios, como Maykel Castillo “Osorbo” y Luis Manuel Otero Alcántara, que el año pasado fueron condenados a 9 y 5 años de prisión, respectivamente. El proceso se desarrolló a puertas cerradas y no se permitió la entrada de la prensa extranjera, diplomáticos, representantes de instituciones internacionales ni grupos defensores de los derechos humanos.

Además, se denunció por parte de activistas que las fuerzas de seguridad aplicaron un cerco a varios domicilios, para impedirles asistir al tribunal. Allegados a Osorbo denunciaron diversas irregularidades, como el hecho de que su abogada fuese apartada del caso dos días antes del juicio y que se le asignara un nuevo defensor, que no convocó a testigos.

Más allá de las excusas, la motivación profunda del régimen contra Osorbo y Otero Alcántara es que ambos protagonizaron el videoclip de la canción Patria y Vida, creada por el primero en colaboración con otros músicos, que se ha convertido en el himno de las revueltas populares contra el sistema autoritario.

“Mi pueblo pide libertad, no más doctrinas. Ya no gritemos patria o muerte sino Patria y Vida”, dice en una de sus líneas más conocidas la canción, que se contrapone a la consigna “Patria o Muerte” de Fidel Castro.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Emilio Martinez

Escritor y analista político

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