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¿Qué es el Business Intelligence y cómo funciona?

Gamal Serhan Jaldin

Experto en Gestión de Servicios Públicos, Políticas Públicas y Transformación Digital

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La cantidad de datos consumidos en todo el mundo en 2021 ha sido de 79 ZB, y se espera que el volumen de datos llegará a 175 zettabytes en 2025, según un informe de la consultora IDC, lo que significa el equivalente a 175 veces la información generada en 2011. La cantidad de datos que se esta generando hoy en día es astronómica.

Según DOMO, esto ocurrió en Internet este 2021 en un minuto: Los usuarios de Tiktok vieron 167 millones de vídeos, Facebook Live recibió 44 millones de visitas, 12 millones de usuarios enviaron un iMessage, 6 millones de personas compraron online, se transmitieron 694.000 vídeos en YouTube, se postearon 575.000 tweets, se conectaron 100.000 usuarios en Microsoft Teams, y 65.000 fotos se compartieron en Instagram, entre otros datos.

Los datos no son la gasolina, son el nuevo petróleo del siglo XXI, son la materia prima para generar valor agregado y para eso se requiere convertir en algo que nos de información útil para mejorar la experiencia de los clientes y darles esa personalización que demanda el nuevo consumidor digital y así tomar decisiones respecto al futuro de nuestros negocios, basado en datos.

Para eso necesitamos agrupar, ordenar y elegir los datos internos y externos con el propósito de tomar decisiones estratégicas. Ahí es donde entra un concepto introducido en la década de los 90 por Howard Dressner llamado Business Intelligence (BI) o Sistema de Inteligencia de Negocios; aunque el termino fue usado por primera vez en 1865 por el autor Richard Millar Devens.

Contrario a lo que pasaba en el pasado, donde el tema de administración de datos era responsabilidad exclusiva del departamento de Tecnología de Información o Informática, actualmente, las decisiones más importantes en materia de datos (recolección, organización, análisis, visualización y uso), son y deben ser de parte de todos los ejecutivos de la organización.

El BI no es solo un sistema de información, sino, debe afectar la forma en que se toman las decisiones estratégicas, operativas, rutinarias y las que requieren contacto con el cliente, permeando la cultura de la organización a tal punto que se toman decisiones basadas en evidencias, no en creencias. El concepto de Business Intelligence combina por tanto información interna y externa de muy diversa procedencia: Para esto, es necesario construir una pirámide del BI, cuyo objetivo es lograr la transformación del negocio.

En la base de la pirámide están los datos crudos, de ahí extraemos los datos desde múltiples fuentes, los limpiamos, y los cargamos (ETL por sus siglas en ingles) en otra base de datos o Data Warehouse para analizar de manera descriptiva, predictiva y prospectiva, lo cual nos permite saber el comportamiento actual y futuro interno (personal) o externo (clientes).

La siguiente etapa es convertir estos datos en dashboards amigables; es decir, la visualización de los datos y finalmente se convierte en acciones que nos permiten transformar nuestro negocio.

A través de esta pirámide, hemos convertido los datos en información, una vez procesada la transformamos en conocimiento y finalmente en sabiduría.

Para que funcione, se requiere que el BI este alineado con el modelo de negocio, se establezcan los indicadores de desempeño apropiados, se incentive una cultura a favor del análisis y las métricas, se capacite a los usuarios y se asegure su uso. Se asegure tener al personal y la tecnología adecuada, considerando el diseño como prioridad (que tan fácil e intuitivo es) y se visualice la automatización del BI, para que se retroalimente y autogenere este proceso en el futuro.

Además, los usuarios de BI deben tener acceso a datos de manera instantánea o casi instantánea, invirtiendo su tiempo en analizar la información y entender sus implicaciones, en vez de recolectar y dar formato a datos. De esta manera, los gerentes que utilizan BI no deben discutir quién tiene los números correctos (porque solo hay “una versión de la verdad”), garantizando que los datos sean administrados a lo largo de su ciclo de vida y que se compartan de manera rutinaria y automática en sus empresas.

Algunos de los retos más importantes que enfrentan las empresas cuando implementan el Business Intelligence son asegurar el patrocinio del más alto nivel, las restricciones en recursos requeridos, la comprensión de las reglas del negocio, la calidad e integridad de los datos existentes, la comprensión y manejo de expectativas internas, la cultura resistente e indispuesta al cambio, la complejidad en la integración de datos, la capacitación, la justificación del retorno de la inversión y la falta de integración de información interna.

La implementación de BI ofrece otros beneficios que podemos resumir en: promover y fomentar una cultura basada en hechos para la toma de decisiones, controlar el rendimiento del negocio para alcanzar los objetivos definidos, establecer un marco proactivo para la toma de decisiones, facilitar la articulación y alineación de estrategias a lo largo de la empresa y anticipar y gestionar el cambio.

En plena era digital, tomar decisiones bien informadas es uno de los principales factores de diferenciación de las empresas. Por eso, el objetivo básico del Business Intelligence es construir una organización basada en datos.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Gamal Serhan Jaldin

Experto en Gestión de Servicios Públicos, Políticas Públicas y Transformación Digital

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