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¿Por qué ya no es relevante hablar de izquierdas y derechas? En realidad, debemos hablar de democracias o autocracias. ¿Por qué? Porque el concepto de izquierda y derecha puede darse en ambos escenarios, y cualquiera de los dos puede traer resultados positivos para un país. La realidad está demostrada por la ciencia: hay países de derecha muy exitosos y muy nefastos, y hay países de izquierda igualmente muy exitosos y muy nefastos.
¿Cuál es la diferencia entre democracia y autocracia? En una democracia, el derecho a debatir y consensuar es la principal fuente de generación de políticas públicas para el país. Generar políticas públicas significa hacer cosas para aligerar la vida de los ciudadanos en los temas que la política puede resolver. Del lado de la izquierda, se afianzan los derechos y contamos con asistencialismo del Estado. En el lado de la derecha, se habla de flexibilización de leyes laborales para fomentar el libre mercado, incentivos a la producción para generar una competencia más sana, entre otros aspectos.
En el caso de las autocracias, lo que sucede es que se concentra el poder detrás de una figura o una sola idea política, sin derecho al disenso y a la construcción conjunta, a diferencia de las democracias. Lamentablemente, en América Latina, la mayoría de los países han experimentado sucesiones de autocracias. Los únicos países de la región que pueden decir que son democráticos son Chile, Uruguay, quizás Paraguay, quizás Colombia, y paro de contar.
Argentina cuenta con una historia peculiar de autocracias desde la surgida del peronismo a mitad del siglo XX, con aproximaciones hacia una transición hacia una democracia que fue sistemática superada por proyectos autocráticos. Similar historia sucede en el país mas grande la región, Brasil. Perú es un verdadero circo donde las figuras de Alberto Fujimori y Alan Garcia han sido una clara muestra de la autocracia. Ecuador es una muestra mas y lo hemos visto recientemente con las elecciones del pasado domingo. ¿Venezuela? Mejor ni hablar.
Bolivia no es excepción ha sido testigo de autocracias constantes, ya sea a través de gobiernos militares o en opciones electas por voto popular como el MNR en los años 50, el masismo desde los primeros años del siglo XXI y, finalmente, el surgimiento del endeble camachismo. Mientras los países de la región no transitemos hacia democracias sólidas, no lograremos un progreso sostenido y nos mantendremos en un constante vaivén de políticas públicas.
Es crucial alertar sobre las próximas elecciones en Argentina, donde nuevamente un autócrata como Javier Milei apunta a ganar la elección y profundizar una tendencia en un país tradicionalmente autocrático. Aunque las otras alternativas no representan un cambio trascendental, es importante remarcar que un nuevo giro de 180 grados lo mas probable es que termine trayendo un nuevo ciclo de autocracias bamboleantes que lo único que generan es un daño a la vida de los ciudadanos que no logran ver estabilidad en la gestión pública.
La única manera de salir de las autocracias es con líderes que entiendan esto, ya que solo se sale de la autocracia con un autócrata que pueda ser democrático y que visualice que en el futuro debe dejar las bases culturales a la clase política para que aprenda a vivir en democracia. Este es el único camino hacia un progreso sostenible en términos de políticas públicas que logren ayudar a la población a vivir mejor.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo
