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El reino del revés, o el país del no me acuerdo

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   Me dijeron que en el Reino del Revés/ Nada el pajaro y vuela el pez

   Me dijeron que en el Reino del Revés/ un ladrón es vigilante y otro es juez

         Y que dos y dos son tres María Elena Walsh

 

   En el país del no me acuerdo/ Doy tres pasitos y me pierdo

   Un pasito para atrás y no doy ninguno más

   Porque ya me olvidé dónde puse el otro pie.   María Elena Walsh 

 

(La autora, 1930-2011, fue poeta, escritora, cantautora y feminista argentina, que supo camuflar su ideario político en un universo infantil imaginativo y desbordante.  En él plasmó su dolor y su impotencia ante la desigualdad social, las disparidades de género y la dictadura militar.)

Este reino del revés permite constatar la ficción democrática a la que pretende someternos el siempre cocalero Morales, ‘jefazo’ de su partido, y el régimen de Luis Arce y David Choquehuanca, cada uno en lo suyo: ejercer el poder, si es absoluto mejor, contra la lógica democrática de convivencia entre diferentes.  En afanada carrera electoral los tres, andan ajenos a que el gas se hizo ‘gas’ por ineptos; a la crisis económica de la que nunca estuvimos blindados; a la descomposición social, presa de la corrupción y de los millones del narcotráfico, permeando altas esferas judiciales, fuerzas del orden, civiles y balas a diestra y siniestra.

Con un cínico ‘no me acuerdo’, han desechado la memoria histórica de lo acontecido en noviembre de 2019: el fraude electoral, la movilización ciudadana contra ese ilícito, la renuncia del ex Morales y toda la cadena de sucesión constitucional (olvidaron a Jeanine Añez, segunda vicepresidenta del Senado) y la cobarde huida del ‘ex’ entre lágrimas propias y ajenas. Tampoco recuerdan el referéndum del 21 F de 2016, que dijo NO, a la cuarta e inconstitucional candidatura del ‘ex’.

En este reino del revés, hubo fraude electoral, con ayuda de afines externos. Aquí no hubo golpe de Estado, hubo renuncia de Morales: somos testigos de esa pantomima. Lo que pretendía Morales era que las FF. AA dieran un golpe tras su huida, mientras dejaba un país convulsionado por el fraude, sin aparente sucesión, para luego llamarlo y entregarle el poder al que había renunciado. Borrados esos hechos de su selectivo “no me acuerdo”, han creado las infames mentiras de Golpe de Estado I y II.

En el reino del revés, el populista y autócrata Morales anda atado al “proceso de cambio”, y usufructúa de su partido político, Movimiento al Socialismo-MAS, al que pretenden ‘único’. Aunque no lo recuerde, es la suma de siglas sindicales-corporativas cooptadas por su poder, que perdieron su independencia de clase, como la retahíla de nombres que dicen representar a movimientos sociales, apéndices del mismo poder político.

En el reino del revés, los inocentes, están presos, como la expresidenta constitucional interina Jeanine Añez Ch, condenada a 10 años de prisión, por delitos no cometidos, Golpe de Estado II, merced a jueces ladrones de su derecho constitucional: juicio de responsabilidades; ladrones de su debido proceso y su juez natural, amén de mantenerla un año y tres meses en prisión preventiva, varios en aislamiento total. Esos ladrones de la Justicia justa, bajo las órdenes del vengativo Morales y sus infames operadores de la injusticia, dieron una estocada mortal a la doctrina del Derecho como estructura básica de la civilización fundada en la razón. Frente a su espuria condena, la expresidenta le espetó a su verdugo una verdad rotunda: “¡Puede dictar 100 años de prisión y usted seguirá siendo prófugo y cobarde!”.

Y en este reino del revés, los culpables están libres, como el ex Morales, quien sigue atormentando a la sociedad boliviana desde su centro de poder en Chapare, donde cultivan la materia prima de la cocaína, la hoja de coca, y se fabrica la mercancía que nutre la ilegal cadena de producción capitalista de la droga y el crimen organizado global. En 14 años, 2006-2019, Morales destruyó la institucionalidad democrática, fraguada desde 1982, cuando la sociedad derrotó a las dictaduras militares. Esa hazaña fue puesta a prueba, además de sus propios errores, por la llamada ‘izquierda populista’, o ‘progre’, o ‘caviar’, fiel a la doctrina comunista y sus variantes, como el Socialismo del siglo 21.

En otro remedo judicial por el  golpe de Estado I, figuran los expresidentes Jorge Quiroga  y Carlos Mesa, el político Samuel Doria Medina, José Luis Camacho, entre otras personas. ¿En el país del ‘no me acuerdo’, cuál es el delito? Haber pacificado Bolivia con ayuda de Naciones Unidas, Union Europea y la Iglesia Católica en reuniones con representantes del MAS: permitieron  la salida del avión mexicano con Morales a bordo; no le quitaron la personería jurídica al MAS, a pesar del fraude; el Poder Judicial y Legislativo quedaron intactos, y hubo nuevas elecceciones. En un arranque poco común, la Fiscalía rechaza la ampliación del caso golpe contra los opositores que pacificaron el país que Morales quería incendiar, y pide “individualizar la conducta” de cada acusado.

El expresidente y líder de Comunidad Ciudadana (CC) Carlos Mesa, anunció que interpondrán una denuncia por los delitos de incumplimiento de deberes contra Morales y su vice: dejar vacante el cargo y escapar del país. Por su parte, Quiroga considera que Bolivia sigue los pasos de Nicaragua y Luis Arce los de Daniel Ortega. En efecto, aquí hay muchos presos, exiliados y perseguidos políticos, militares, policías y civiles.

Sin embargo, en el reino del revés, existe una sociedad que quiere acabar con los reveses porque sí recuerda la memoria histórica democrática. Es su escudo contra la impunidad de los impostores.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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